Máscaras faciales con historia
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Roma Antigua: arvejas y suero de leche
La receta de esta máscara proviene de los antiguos romanos y es asombrosamente sencilla y accesible en la actualidad.
Para devolverle al rostro la luminosidad y frescura, se muele en el molinillo de café o se machaca en el mortero dos cucharadas soperas de arvejas verdes secas.
Tomamos dos cucharadas de la harina de arvejas obtenida y la mezclamos bien con dos cucharadas soperas de suero de leche.
Esta mezcla se distribuye sobre el rostro y se deja hasta que se seque. Luego se enjuaga con agua tibia.
También sirve la arveja previamente hervida y hecha puré. Si su piel es seca y sensible, puede agregarle a la mezcla una yema de huevo.
(El suero de leche es un líquido obtenido de la coagulación de la leche, después de la separación de la cuajada. Está compuesto por agua, lactosa, proteínas minerales (calcio, fósforo, magnesio) y grasa.)
Para devolverle al rostro la luminosidad y frescura, se muele en el molinillo de café o se machaca en el mortero dos cucharadas soperas de arvejas verdes secas.
Tomamos dos cucharadas de la harina de arvejas obtenida y la mezclamos bien con dos cucharadas soperas de suero de leche.
Esta mezcla se distribuye sobre el rostro y se deja hasta que se seque. Luego se enjuaga con agua tibia.
También sirve la arveja previamente hervida y hecha puré. Si su piel es seca y sensible, puede agregarle a la mezcla una yema de huevo.
(El suero de leche es un líquido obtenido de la coagulación de la leche, después de la separación de la cuajada. Está compuesto por agua, lactosa, proteínas minerales (calcio, fósforo, magnesio) y grasa.)
La esposa de Cesar
A las esposas de los Césares romanos, esta máscara las dejaba impecables.
Para conseguir el mismo efecto, hervimos media taza de porotos blancos y antes de que se enfríen, los pasamos por cedazo o los pisamos muy bien. Agregamos al puré obtenido una cucharada sopera de aceite de oliva y una cucharada sopera de jugo de limón.
La máscara se aplica al rostro, al cuello y a la zona del escote, se deja 20 minutos y se enjuaga primero con agua caliente y luego con agua fría.
Un consejo útil que viene de las patricias romanas: si Ud. tiene la piel delicada, sensible o seca, lave la cara con el agua donde se cocinaban los porotos, agregándole varias gotas de aceite de oliva.
Para conseguir el mismo efecto, hervimos media taza de porotos blancos y antes de que se enfríen, los pasamos por cedazo o los pisamos muy bien. Agregamos al puré obtenido una cucharada sopera de aceite de oliva y una cucharada sopera de jugo de limón.
La máscara se aplica al rostro, al cuello y a la zona del escote, se deja 20 minutos y se enjuaga primero con agua caliente y luego con agua fría.
Un consejo útil que viene de las patricias romanas: si Ud. tiene la piel delicada, sensible o seca, lave la cara con el agua donde se cocinaban los porotos, agregándole varias gotas de aceite de oliva.
Un experto en máscaras faciales. Foto - Elena |
Las naranjas de Cayetana, duquesa de Alba
La
Famosa “Maja desnuda” mantenía la belleza enceguecedora de su piel con
una máscara increíblemente sencilla: ella simplemente cubría el rostro,
el cuello, los hombros y el pecho con la pulpa de naranjas.
La escritora francesa Ninon del´Enclos, cortesana y mecenas de las artes, durante toda su larga vida volvía locos a los hombres con su belleza inmarchitable. Su último amante, el abate Gédoyn, lo tuvo a los 80 años.
Ella se aplicaba un mascarilla simple y elegante:
Mezcle madia taza de leche, una cucharadita de jugo de limón y dos cucharaditas de coñac. Déle un hervor a esta mezcla y deje que se enfríe un poco. Aplíquela tibia sobre el rostro, cuello, hombros y la zona del escote y manténgala hasta que se seque totalmente. Luego enjuague.
La escritora francesa Ninon del´Enclos, cortesana y mecenas de las artes, durante toda su larga vida volvía locos a los hombres con su belleza inmarchitable. Su último amante, el abate Gédoyn, lo tuvo a los 80 años.
Ella se aplicaba un mascarilla simple y elegante:
Mezcle madia taza de leche, una cucharadita de jugo de limón y dos cucharaditas de coñac. Déle un hervor a esta mezcla y deje que se enfríe un poco. Aplíquela tibia sobre el rostro, cuello, hombros y la zona del escote y manténgala hasta que se seque totalmente. Luego enjuague.
Madame de Pompadour: dulce mujer
La
marquesa de Pompadour, durante 20 años fue la maitresse en titre (la
amante oficial) de Ludovico XV. A conservar su gran belleza le ayudaba
la clara de huevo batida con azúcar. Según la historia, la marquesa la
usaba todas las noches y tenía la fama de tener el cutis más fresco de
Europa.
Irène Joliot-Curie
Irene
Joliot-Curie, premio Nobel de química e hija de la fmosa Marie Curie,
no sólo le interesaba la síntesis de nuevos elementos radioactivos.
Irene ha compuesto su propia mascarilla para el rostro que le agregaba colores vivos a su cutis bastante pálido.
Mezcle una cucharada sopera de miel con una cucharadita de jugo de limón y una cucharadita de jugo de naranja. Prepare con estos ingredientes una masa homogénea, aplíquela sobre el rostro limpio por unos 30 minutos. Pero cuanto más tiempo, mejor. Enjuáguelo.
Irene ha compuesto su propia mascarilla para el rostro que le agregaba colores vivos a su cutis bastante pálido.
Mezcle una cucharada sopera de miel con una cucharadita de jugo de limón y una cucharadita de jugo de naranja. Prepare con estos ingredientes una masa homogénea, aplíquela sobre el rostro limpio por unos 30 minutos. Pero cuanto más tiempo, mejor. Enjuáguelo.
Greta Garbo – nabo y zanahoria
Greta
Garbo, a pesar de todo su refinamiento, usaba una máscara muy simple,
mejor dicho, bien de pueblo, para su bellísimo rostro.
Mezcle
cantidades iguales de zanahoria y nabo negro (piel negruzca pero carne
blanca) triturados hasta obtener una pasta homogénea. Déjela sobre su
rostro 30 minutos y enjuáguelo primero con agua tibia y luego con agua
fría.
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