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martes, 17 de abril de 2018

Cacao y chocolate

Cacao y chocolate


Por Thomas Gage (Viajes por Nueva España y Guatemala)

Hoy en día el chocolate es usado no sólo en todas las Indias occidentales, sino también en España, Italia y Flandes, con la aprobación de muchos y acreditados doctores en Física, entre los cuales destaca Antoni Colmenero de Ledesma ) que había vivido en las Indias), que escribió un erudito y curioso tratado sobre la naturaleza y cualidades de esta bebida; yo he creído adecuado añadir también algo refiriéndome a la experiencia que adquirí en el espacio de doce años.El nombre de chocolate es un nombre indio y está compuesto de atte, según algunos, o, como otros dicen, arle, que en la lengua mexicana significa agua, y el ruido que el agua (en donde es puesto el chocolate), hace, como choco, choco, choco, cuando se revuelve en una taza por medio de un instrumento llamado molinet o molinillo, hasta que hierve. Y así, como es un nombre compuesto, podemos también llamarla una bebida compuesta o confeccionada, en la que se encuentran diversos ingredientes de acuerdo con lo que dispongan los que lo han de consumir.

Pero el principal ingrediente (sin el cual no puede hacerse) se llama cacao, una especie de nuez o semilla mayor que una almendra, que crece en un gran árbol llamado “árbol del cacao”, y madure en una especie de gran cáscara, donde hay algunas veces más, algunas veces menos nueces de cacao, a veces veinte, a veces treinta, puede que incluso cuarenta de estas nueces.

Parque en América Central. Foto de Elena

Este cacao, aunque muy simple, contiene las cualidades de los cuatro elementos, aunque en opinión de la mayoría de los médicos se dice que es frío y seco, “a predominio”. También se encuentra en la sustancia que regula estas dos cualidades, restringente y obstructiva, de la naturaleza del elemento de la tierra, y como es un elemento, no simple, tiene partes correspondientes al resto de los elementos y, particularmente, toma parte de aquellos que corresponden al elemento del aire, que son calor y humedad, las cuales gobiernan por las partes suntuosas, por lo que del cacao se extrae mucha mantequilla, como he visto hacer a muchas mujeres criollas, qua la utilizan para untarse la cara, y no dejemos que esto, por increíble que se parezca.

Cuando el cacao se muele y revuelve las diversas partes que le ha dado la Naturaleza se mezclan íntimamente y artificialmente, y, así, las partes grasientas, cálidas y húmedas, mezcladas con las terrosas, las deja no tan astringentes como eran antes, sino en un término medio, más inclinadas al temperamento húmedo y cálido des aire que al frío y seco de la tierra, como puede verse cuando se hace para beber, que con sólo dar dos vueltas al molinillo sale una espuma grasienta que nuestra la gran parte aceitosa que la mezcla posee.

Así que, de todo lo que se ha dicho, se descubre fácilmente el error de aquellos que cuando hablan de esta bebida de chocolate dicen que causa bloqueos, porque el cacao es astringente, como si esta astricción no se corrigiera y modificara por la mezcla íntima de una parte con otra por obra del molido, como dije antes.

Además, teniendo tantos ingredientes que son calientes por naturaleza, debe tener necesariamente este efecto, es decir, abrir, atenuar y no cerrar. Y, dejando aparte más razones, se puede ver esta verdad en el cacao mismo, el cual, si no se resuelve, muele y prepara para hacer el chocolate, sino que se come tal como está en fruto (como muchas mujeres indias y criollas hacen), obstruye notablemente y causa bloqueos, y las hace parecer de un color pálido y terroso, como piezas de porcelana, blancas como la pared; por eso se usa mucho entre las mujeres españolas, que piensan que el color pálido y terroso (aunque con obstrucciones y estreñimientos) les embellece, y la única razón de que esto ocurra cuando el cacao se come así es que las diversas sustancias que contiene no se mezclan perfectamente únicamente con la masticación, sino que requieren mezcla artificial, da la que hemos hablado antes.

Juan Bautista Alberdi

¿Quién nació con la patria argentina?


Aunque a Sarmiento le gustara atribuirse el mérito, quien tuvo mejor derecho fue Juan Bautista Alberdi, nacido en San Miguel de Tucumán el 29 de agosto, a tres meses casi exactos de la Revolución de Mayo. Es un bello símbolo el hecho de que fuera este coetáneo de la Primera Junta quien redactara las llamadas Bases (impreso en Valparaíso, Chile, en 1852).

Esta obra fue utilizada por los congresistas que redactaron nuestra Constitución un año 
más tarde.

Fue también Alberdi, el hijo de la patria, el diplomático encargado por el gobierno surgido de esta carta magna para obtener el reconocimiento de la Confederación Argentina en París, Londres y otras naciones de Europa. Una obra poco conocida de Alberdi lleva el curioso título de Crónica dramática de la Revolución de 1810.

Juan Bautista Alberdi, retrato de la época

Centenario

Centenario de la Argentina


Que cien años no es nada

El 25 de mayo de 1910, bajo la presidencia de José Figueroa Alcorta, el país se paralizó en el Centenario, un poco por la emoción de la fecha y otro tanto por las huelgas. Pero a pesar de los problemas hubo euforia popular, mientras un centenar de invitados – encabezados por la infanta Isabel de España – descubrían asombrados de que se trataba ese rincón del Sur llamado Argentina.

Quiero verlo todo, dicen que dijo la infanta Isabel, cuando su barco, el imponente Alfonso XIII, se acercaba a la rada de Buenos Aires. Desde el puente de la embarcación, desafiando el frío, con una gorra de marinero en la cabeza, la hermana del rey de España saludaba a la multitud que la esperaba en la orilla. Ese gesto amistoso fue respondido con una ovación: su estancia iba a ser signada por esa corriente de simpatía. No en vano la ilustre visitante era conocida en su tierra simplemente como La Chata, que en criollo viene a significar la Ñata.

Y vino bien la buena onda de María Isabel Francisca de Asís de Borbón y Borbón, tal su nombre completo, porque a pesar de las guirnaldas y embanderamiento de calles y edificios, no todo olía bien en aquel Buenos Aires de 1910.

Las organizaciones sindicales anarquistas y socialistas habían convocado a una huelga general para que se derogase la Ley de Residencia, un mecanismo legal que permitía expulsar del país, sin mucho trámite, a los extranjeros considerados revoltosos. La huelga debía hacerse efectiva en vísperas del 25 de mayo, a horas de la gran celebración. Pero el gobierno que encabezaba el cordobés José Figueroa Alcorta, no solo se negó a la concesión, sino que redobló la apuesta: dictó la Ley de Defensa social, que aumentó la represión.

Hubo masivos arrestos (incluido el del socialista Juan B. Justo), allanamientos y quemas de locales sindicales. El escarmiento permitió que el 25 transcurriera sin violencia. Claro que para eso hubo que aplicar el estado de sitio. Y custodiar a la Infanta a toda hora con doscientos policías.

La fuente de la nimfas en el Puerto Madero. Foto de Elena

Isabel y diez más

La Infanta fue la estrella des Centenario. Su paseo en carroza al lado del presidente de la Nación es un clásico de los viejos documentales. Pero ¿no vino nadie más? La distancia y la poca variedad del transporte de la época (no existía la aviación comercial y los barcos demoraban un mes en llegar desde el Hemisferio Norte) privaron a los argentinos de una comitiva más numerosa. También incidieron algunos sucesos desafortunados, como la muerte de Eduardo VII, rey de Inglaterra (6 de mayo de ese año) que dejó a Gran Bretaña sin delegación.

Entre las visitas más importantes estuvieron el general alemán y Conde Colmar von der Goltz, el miembro de la familia imperial japonesa Eki Mocki, el general estadounidense Leonard Wood, el canciller de Paraguay, Adolfo Riquelme, y el vicepresidente de Perú, Eugenio Larraburu y Unanue. Sólo Chile estuvo representado por su presidente, Pedro Montt, quien ese mismo año falleció en Alemania de una enfermedad terminal.

España también fue el país que hizo el obsequio más esplendido: el que conocemos como el monumento a los Españoles, cuando en realidad se llama Monumento a la Carta Magna y las cuatro regiones argentinas. La Infanta puso la pierda basal en medio de una gran algarabía. Sin embargo, la obra escultórica pudo terminarse recién en 1927.

La comunidad británica residente en el país no se quedó atrás y nos legó la Torre de los Ingleses, instalada en el Retiro, que fue inaugurada con demora en 1916, en ocasión de otro Centenario, el de la Independencia.
Un rayo misterioso
El cielo y los astros quisieron asociarse al festejo. El cometa Halley que orbita cerca de la Tierra cada 75 años, más o menos, dijo “presente” aquel 1910. Algunos lo interpretaron como una señal de mal agüero, y por eso se quitaron la vida. Temían que fuera el anuncio del fin del mundo, aquí y en todas partes. Pero los más optimistas interpretaron su paso rasante como un guiño cósmico al esfuerzo sin desmayo que se venía haciendo para celebrar la instalación de la Primera Junta.

Se trabajaba las 24 horas y con nervios, porque parecía que no se iba a llegar a tiempo con las obras. El Almanaque del Mensajero comentaba: “Había causado alguna preocupación en el que se encontraban las calles deshechas para la renovación del afirmado. Y la Plaza del Congreso donde hace apenas tres meses se empezaban a demoler los edificios; y las exposiciones de Palermo e infinidad de obras del Gobierno y particulares, que se hallaban paralizadas a causa de la huelga de los artesanos”.

El hospedaje de las delegaciones des exterior se resolvió con el alquiler del Majestic Hotel que todavía se levanta sobre la Avenida de Mayo, en la suma de 300.000 pesos. Y con la ocupación de los palacios de las familias Bary y Mihanovich, para alojar la Infanta y el presidente de Chile.

Al fin y al cabo, como si Dios fuera en efecto argentino, todo estuvo listo a horas del comienzo de los festejos: se pudo respirar tranquilo. Y para confirmar que lo del Halley no había sido casualidad, el 23 de mayo, a dos días del gran día, hubo un eclipse de Luna.

El Sol del 25

Un gran desfile militar, con cerca de 30 mil integrantes de todas las armas, incluyendo 2.700 marineros extranjeros y 3.000 argentinos, fue el plato fuerte de la jornada. Las tropas, con uniforme de gala, recorrieron de punta a punta la Avenida del Mayo, observadas con admiración por el público desde la veredas, ventanas y balcones y por las autoridades e invitados desde las elegantes tribunas construidas delante de la Casa de Gobierno.

Las marchas interpretadas por las bandas militares excitaban a la multitud, que no dejaba de ondear banderitas argentinas. Los niños miraban extasiados el desfile, sentados sobre los hombros de sus padres, mientras los mayores le hacían en honor al acontecimiento, encendiendo un Centenario, el cigarrillo que se había puesto de moda por esos días y que se vendía en cajas de 20, 30 o 50 centavos.

Un arco cruzaba la porteña avenida de lado al lado. Debajo de él una multitud desfilaba llevando banderas después de la parada militar. La arteria había sido inaugurada apenas dieciséis años y fue uno de los centros de los festejos.

Por la noche se ofreció una función de gala en el teatro Colón, con la presencia del presidente de la Nación, la Infanta y los demás invitados. Se puso en escena la ópera Rigoletto, de Verdi, que tuvo como figura principal al tenor del momento, el italiano Titta Ruffo.

La fiesta se prolongó el resto del año, aunque cada vez con menos entusiasmo e invitados. Hubo nuevas recepciones de gala, funciones teatrales, algún atentado terrorista por allí, exposiciones nacionales e internacionales, inauguración de monumentos y ediciones especiales de libros y revistas. Se escribieron tangos alusivos, se plantaron árboles, se hicieron detonar explosivos (uno durante una función en el Colón), se acuñaron las medallas, se brindaron conferencias con la presencia de notables escritores como Ramón del Valle Inclán, Georges Clemenceau, Rubén Dario, y hasta el inventor de la radio, el italiano Giglielmo Marconi, que vino en septiembre.

Fue el cumpleaños con cien velitas. Quizás por eso hubo tanto fuego.

Por Rodolfo Piovera

El último apagón

El último apagón


El 21 de julio de 1963, a las 19.45, un inesperado corte de luz dejó en tinieblas a las dos terceras partes de la Capital Federal, provocó la interrupción de las emisiones de radio y TV y la suspensión de las funciones teatrales y cinematográficas. Los servicios fundamentales para la vida de la ciudad fueron profundamente alterados: la existencia de muchas personas corrió serio peligro al quedarse sin luz los quirófanos de varios hospitales, sin corriente eléctrica las incubadoras de la maternidades y los pulmotores ocupados por enfermos con difcultades respiratorias.

Al explicar las causas del accidente – exceso de presión de gas en el turbo-generador N8 de la superusina de Puerto Nuevo -, el vicepresidente de SEGBA, ingeniero Luis M. Gotelli, expresó que el inconveniente no volvería a repetirse y que la era de la baja tensión concluiría definitivamente a principios del año próximo, cuando entrasen en funcionamiento los cinco turbogeneradores de la Central Costanera, los cuales permitirán producir los 1.475.000 kilovatios-hora que requiere Buenos Aires.

Las obras para la instalación de esta moderna usina demandaron grandes esfuerzos : fue necesario rellenar 22 hectáreas, en su mayor parte ganadas al río, en la desembocadura del Riachuelo. En el interior de uno de los edificios – 169 metros de largo, 45 de ancho y 44 de alto – cinco calderas, que podrán ser alimentadas con cabrón, fuel-oil o gas, quemarán, para producir 600.000 kilovatios-hora, tantas calorías como las que consume de gas Buenos Aires. En otra construcción de dimensiones similares se halla la sala de máquinas, por debajo de la cual circulará un río artificial: 100 millones de litros de agua por hora, bombeados a través de los condensadores. Allí están instalados tres de los cinco turbogeneradores de 120.000 kilovatios cada uno, y actualmente se procede al montaje de otros dos que empezarán a funcionar según se estima en los primeros meses de 1964.

Central termoelectrica de SEGBA. Foto de Elena

 Hace 34 años – el 5 de julio de 1929 -, los dos primeros turbogeneradores de la superusina de Puerto Nuevo, con una potencia de 52.500 kilovatios cada uno, iniciaron el suministro de energía a una ciudad que tenía solamente un millón y medio de habitantes. Dos décadas después, con el aporte de cuatro nuevas unidades, la poetncia de dicha usina se elevó a 315.000 kilovatios. Desde entonces, la provisión de energía eléctrica a Buenos-Aires, que entretanto cuadruplicaba su población, se efectuó año tras año con crecientes dificultades. Dentro de algunos meses el funcionamiento de los turbogeneradores de la Central Costanera – uno de ellos, de 194.000 kilovatios, es el más potente de América latina – pondrá fin al problema de la baja tensión, y las promesas del ingeniero Gotelli serán confirmadas por los transeúntes nocturnos.

Toda esta energía se halla vigilada por controles provistos de aparatos reguladores automáticos. Cinco hombres – ingenieros y técnicos – montan guardia permanente ante un tablero que da la señal de alarma y permite ubicar con exactitud, y en pocos segundos, el lugar en que se produce cualquier accidente. La potencia de las dos grandes centrales, sumada a los 160.000 kilovatios que produce la usina de Dock Sur – recuperada del incendio de agosto del año pasado – y a los 56.000 kilovatios de otras centrales menores, podrá satisfacer las necesidades de una población de 6 millones de habitantes, cuyo consumo anual es de 13 millones de kilovatios.

Como primer paso, las restricciones de consumo de energía eléctrica a la industria fueron levantadas. Cuando este plan energético se cumpla en su totalidad. Buenos habrá recuperado una de las características exteriores más importantes que distinguen a las grandes ciudades del mundo: su iluminación. Y el corte de luz des 21 de julio de 1963 pasará a la historia porteña como “el último apagón”.

domingo, 15 de abril de 2018

Für Elise

Qué famosa composición fue creada en 1810?


Aunque no es considerada la mejor de las composiciones del alemán Ludwig Van Beethoven (1770-1827), goza de gran popularidad:

Para Elisa, o, en su idioma original, Für Elise. Sabemos, incluso, el día exacto en que el maestro la concibe: el 27 de abril. El manuscrito original se perdió y los estudiosos no están seguros de si quién los transcribió copió bien la dedicatoria de esta obra, en realidad titulada Bagatelle (Bagatela).

Se cree que puede haber sido Para Teresa, por Thérèse Malfatti, alumna y pretendida de Beethoven, una jovencita de apenas 17 años.

Ludwig Van Beethoven por Joseph Karl Stieler, pintura de 1820

La masonería en la Argentina

Qué era la masonería?


Aunque sus orígenes oscuros se remontant – según algunos – al mismísimo Egipto Faraónico, la masonería alcanzó uno de sus pináculos precisamente en épocas de la emancipación americana. Se trata de una cofradía, o sociedad de “hermanos” (no de la sangre, sino iniciados en el mismo ritual), de corte secreto.

Masón significa albañil o constructor, y lo que se trata de construir es nada menos que una nueva sociedad humana. De ahí el interés en las luchas por la Independencia en torno a 1810. Un año antes se contaban sólo en España cuatro Logias o grupos masones, redes con tramas internacionales.

La masonería no es una religión y está organizada en grados jerárquicos.

La Recoleta, Buenos Aires, Argentina. Foto de Elena

La Primera Junta

La Primera Junta


¿Quiénes conformaron la Primera Junta?


La Primera Junta cumplió sus funciones desde el 25 de mayo de 1810, fecha en que se estableció, hasta diciembre de ese año. Eran sus integrantes los abajo mencionados. A la Primer Junta le sucedieron la Junta Grande (llamada así por la incorporación de los diputados del interior), hasta septiembre de 1811; la Junta Conservadora, hasta noviembre de 1811; el Primer Triunvirato, hasta octubre de 1812; el Segundo Triunvirato, desde aquella fecha hasta enero de 1814. Éste fue, posteriormente, reemplazado por el Directorio Supremo de la Provincias Unidas del Rio de la Plata, que gobernó hasta febrero de 1820.

Manuel Maximiliano Alberti (1763-1811): edad en 1810: 46 años; profesión: sacerdote; domicilio: Carlos Pellegrini, entre Corrientes y Sarmiento (Iglesia de San Nicolás); sueldo otorgado por el gobierno: tres mil pesos anuales.

Domingo Matheu (1765-1831): edad en 1810: 44 años; profesión: piloto naval y comerciante; domicilio: Florida, entre Bartolomé Mitre y Perón; sueldo otorgado: tres mil pesos anuales.

Juan José Castelli (1764-1812): edad en 1810: 45 años; profesión: abogado; domicilio: Rivadavia y Florida; sueldo otorgado: tres mil pesos anuales.

Miguel Ignacio de Azcuénaga (1754-1833): edad en 1810: 55 años; profesión: militar; domicilio: Rivadavia, esquina Reconquista; sueldo otorgado por el gobierno: tres mil pesos anuales.

Primera Junta. Miembros de la Primera Junta (por Julio Vila y Prades (1873-1930), cuadro de 1910)

Juan de Larrea (1782-1847): edad en 1810: 27 años; profesión: comerciante; domicilio: avenida Belgrano al 300; sueldo otorgado por el gobierno: tres mil pesos anuales.

Juan José Paso (1758-1833): edad en 1810: 51 años; profesión: abogado; domicilio: Defensa, entre Alsina y Moreno; sueldo otorgado: tres mil pesos anuales.

Cornelio Saavedra (1761-1829): edad en 1810: 50 años; profesión: comerciante y militar; domicilio: Reconquista, entre Lavalle y Corrientes; sueldo otorgado: ocho mil pesos anuales.

Mariano Moreno (1777-1811): edad en 1810, 31 años; profesión: abogado; domicilio: Bartolomé Mitre, entre Florida y San Martin; sueldo otorgado: 3 mil pesos anuales.

Manuel Joaquín Belgrano (1770-1820): edad en 1810, 39 años; profesión: abogado y economista; domicilio: Belgrano 430, entre Defensa y Bolívar. Sueldo otorgado por el gobierno: 3 mil pesos anuales, a los cuales renunció.

Los últimos Virreyes

Los últimos Virreyes


Antonio Olaguer Feliú: nombre completo: Antonio Manuel Tomás Calixto Ignacio de Olaguer Feliú y Heredia Domecq. Edad cuando asume: 54 años. Período de su mandato: dos años, desde el 2 de mayo de 1797 hasta el 14 de marzo de 1799.

Gabriel de Avilés: nombre completo: Gabriel Miguel José Antonio Benedicto Ignacio Raimundo de Avilés y del Fierro, marqués de Avilés. Edad cuando asume: 63 años. 

Período de su mandato: dos años, desde el 14 de marzo de 1799 hasta el 20 de mayo de 1801.

Joaquín del Pino. Nombre completo: Joaquín del Pino y Rozas Romero y Negrete. Edad cuando asume: 74 años. Período de su mandato: tres años, desde el 20 de mayo de 1801 hasta el 11 de abril de 1804.

Muchos patriotas descansan en el cementerio de La Recoleta de Buenos Aires. Foto de Elena

Rafael de Sobremonte: nombre completo: marqués don Rafael de Sobremonte Núñez Angulo Castillo Bullón Ramírez de Arellano. Edad cuando asume: 58 años. Período de su mandato: dos años, desde el 28 de abril de 1804 hasta el 14 de agosto de 1806.

Santiago de Liniers. Nombre completo: Santiago de Liniers. Edad cuando asume: 53 años. Período de su mandato: tres años, desde el 14 de agosto de 1806 hasta el 29 de julio de 1809.

Baltasar Hidalgo de Cisneros. Nombre completo: Baltasar María José Telésforo Gertrudis Serapio Isidoro Hidalgo de Cisneros y loa Torre Séixas y Jofre. Edad cuando asume: 54 años. Período de su mandato: diez meses, desde el 30 de junio de 1809 hasta el 25 de mayo de 1810.

Integrantes de los dos triunviratos

¿Quiénes fueron los doce integrantes de los dos triunviratos?


Cada Triunvirato duró un poco más de un año. Del primero fueron miembros Paso, Sarratea, Chiclana (quien re-emplazado por Rivadavia, sería el primero en renunciar) y Pueyrredón que sucedería a Paso.

El Segundo Triunvirato también experimentó varias modificaciones en su conformación.

Además de los conocidos Paso, Álvarez Jonte y Rodriguez Peña, lo integraron Francisco Belgrano (hermano de Manuel), Vicente López y Planes, Posadas, Larrea, José Julian Pérez Sarratea y Rivadavia.

 
Heroes descansan en el cementerio de la Recoleta en Buenos Aires. Foto de Elena

Argentina, el Cabildo

El Cabildo


¿Cómo evolucionó el Cabildo?


El Cabildo porteño – con jurisdicción en Buenos Aires, parte de La Pampa, toda la Patagonia hasta Tierra del Fuego et Malvinas, el Litoral y la Mesopotamia – atendía infinidad de asuntos referidos a la entrada y salida de buques, manejo de tropas, nombramientos, renuncias y jubilaciones, órdenes y contraórdenes. Cabe recordar que fue allí donde se destituyó a Cisneros y se formó la Primera Junta de Gobierno. También, en ese sitio se enarboló por primera vez la Bandera argentina. Su construcción se inició en marzo de 1608. Una casucha baja, con paredes de adobe t techo de paja, que no despertaba el menor atractivo. Apenas estaba formada por une sala espaciosa para las reuniones y otro pequeño cuarto que hacía las veces de prisión. Todo era oscuro y poco ventilado.

Con el tiempo se fue agrandando. No mucho: su precariedad anunciaba el derrumbe. Las discusiones no tenían fin y la burocracia tampoco ayudaba, además se sumaban problemas de costos y planos. En 1725 se dio comienzo a la construcción del nuevo Cabildo, que habría de ser el estructuralmente definitivo. Pero los recursos no abundaban y se necesitaron 26 años más para terminar la obra principal. Sin embargo, esto no termina acá. Se redujo la cúpula, se modificó el balcón al repararse en 1879 se le dio un estilo italiano hasta que, en 1889, la apertura de la avenida de Mayo fue la responsable de que se demolieran los tres arcos del ala izquierda. El edificio quedó asimétrico. El peso era mucho, entonces se demolió la torre y se retiró la campana, la cual sería devuelta 51 años después. Así quedó hasta 1931, cuando la línea de la Diagonal Sur mutiló los tres arcos finales del ala que llegaba hasta la actual calle Hipólito Yrigoyen. En 1933, se lo declaró Monumento Histórico Nacional. La obra estuvo en manos del arquitecto Mario Bushiazzo, y la nueva era del Cabildo, tal como lo conocemos hoy, quedó inaugurada el 12 de octubre de 1940.
 
Cabildo historico. El Cabildo en 1879, después de las modificaciones realizadas por el ingeniero Pedro Benoit

 

El Cabildo en su estado actual, después de ser restaurado en 1940

 

El primer censo en la Argentina

¿Quién ordenó el primer censo?


Un viejo conocido por los porteños, ya que había sido, por un período de seis años, teniente gobernador de la ciudad como su colega Cevallos, fue Juan José Vertiz. Si bien la historia ha sabido adornar a su apellido una tilde (Vértiz), vale aclarar que el siempre firmó sin ella. Sera porque habrá preferido poner el acento en otras cuestiones, como el querer darle cierta responsabilidad a Buenos Aires.

Y para eso empezaría desde el principio. Veía al Río de la Plata como un antro de promiscuidad con todos esos hombres et mujeres bañándose juntos. La solución fue simple y la orden de Vertiz fue acatada de inmediato. El río se dividiría en dos partes. De un lado disfrutarían las mujeres, del otro, los hombres.

No obstante, vale aclarar que esta “discriminación” era normal en la época. Ganó cierto prestigio por haber sido artífice del censo que hoy permite saber que en este rincón del siglo XVIII vivían 37.679 personas y 3.827 negros (segmentado así como se lee).

Un apodo le quedaría para siempre a este hombre nacido en México: el virrey de las Luminarias, un moto puesto en el siglo XIX a quien creó el sistema de alumbrado público basado en faroles que contenían velas de sebo o grasa, que se dice eran escasos y defectuosos. Vertiz, además, inauguró uno de los primeros teatros estables nativos, La Ranchería (1783)ñ el Protomedicato (1779); la Casa de Niños Expósitos (1779); una imprenta (1780), y el Real Colegio Convictorio Carolino (1783).
 
 
Y... todos muertos y sepultados desde hace mucho tiempo. Foto de Elena

El Virrey Gabriel de Avilés

El Virrey Gabriel de Avilés


¿Cuál de los virreyes volvió a ocupar este cargo de los virreinatos españoles en América?

El reemplazo llegó desde Chile. El cruce de los Andes fue una verdadera odisea y varios soldados tuvieron que ser designados a tareas viales debido a la pésima condición de los caminos.

Gabriel de Avilés fue recibido con gran expectativa. Interesado en rodearse de gente de confianza, viajó con los funcionarios con los cuales había trabajado en Chile. Los hombres no eran moneda de cambio par él y lo demostraba en cada uno de sus actos. 

Él mismo se encargó de dejar en claro que apreciaba la vida de sus soldados más que todos los tesoros del mundo.
 

Poco afecta a estos fallidos rincones, su mujer prefirió quedarse en Lima. Avilés logró que lo enviaran a aquel destino a virreinar, convirtiéndose así en el único de los virreyes que volvió a ocupar este cargo en otro de los virreinatos españoles en América.

Gloria a todos. Foto de Elena

Jacqueline Kennedy en Argentina

Jacqueline Kennedy de visita en Argentina


La página 13 del mismo diario Clarín del 10 de diciembre 1963 dice:

INVITAN A VISITAR NUESTRO PAÍS A JACQUELINE Y A R. KENNEDY

Oficialmente Fue Cursada a Averell Harriman

Washington, 9 (AP y AFP). – Ramón J. Vazquez, subsecretario de Relaciones Exteriores de la Argentina, transmitió hoy al gobierno estadounidense una invitación dirigida por el Gobierno argentino a Jacqueline Kennedy y al ministro de Justicia, Robert Kennedy, para visitar nuestro país.

Esta invitación fue transmitida por Vazquez durante la conferencia de una hora que mantuvo con el subsecretario de Estado para los Asuntos Políticos, señor Harriman.

En el diario del día 12 hay más:

Buenos Aires, Jueves, 12 de Diciembre de 1963. Pág. 36.

Regresó ayer de su viaje a Estados Unidos el subsecretario de Relaciones Exteriores, doctor Ramón J. Vazquez. Confirmó que en nombre del Gobierno, formuló una invitación para visitar a la Argentina, a Jacqueline Kennedy y a Robert Kennedy, creyendo como muy probable que concretara su viaje el hermano del presidente desaparecido.

La Nación del 2 de diciembre en la tapa dice que “el Gobierno argentino se prepara a invitar al Presidente de USA, Lyndon Johnson, para que efectúe una visita a la Argentina en el momento en que considere oportuno, teniendo en cuenta sus arduas tareas.”

 
Monumento en el cementerio de La Recoleta en Buenos Aires. Foto de Elena

La muerte de Carlos Menem

La muerte de Carlos Menem


El hijo del presidente, Carlos Menem Jr., « Carlitos », murió el 15 de marzo de 1995 junto al corredor de autos Silvio Oltra durante un viaje en helicóptero, a los 26 años de edad.

Las pericias determinaron que el aparato cayó al embestir cables de alta tensión pero su madre Zulema Yoma insistió siempre en que su hijo había sido atacado por proyectiles y que el propio gobierno estaba ocultando las pruebas del hecho, pues según su versión, la muerte de su hijo fue planeada por el entorno del presidente.

La causa por la investigación del hecho fue cerrada en marzo de 2003, pero ante el pedido de Zulema fue reconsiderada por la Corte Suprema que en abril de 2004 decidió rechazar el recurso para reabrirla.

El presidente en principio no apoyó la teoría de su esposa y poco después de la muerte de su hijo Zulema se divorció de él, de quien ya estaba separada de hecho. Luego se presentó como querellante en la causa, abandonando la teoría del accidente.

Además de Zulema Yoma varios sectores de la opinión pública también sospecharon del verdadero motivo de la muerte de Carlitos basados en: que el desguace del helicóptero se hizo inmediatamente sin posibilidad de un nuevo peritaje, que se produjeron varias muertes por asesinato o causas poco claras de algunos testigos y la falta de medidas concretas por parte del gobierno para esclarecer el caso.

El cementerio de La Recoleta en Buenos Aires, Argentina. Foto de Elena

Carlitos Menem murió a los 26 años cuando conducía hacia la ciudad argentina de Rosario su helicóptero Bell Jet Ranger III, asegurado en 680.000 dólares (88 millones de pesetas). Imprudentemente, volaba a muy baja altura, unos 10 o 15 metros, cuando se enganchó con los cables de un tendido eléctrico, las varillas de transmisión de las palas del rotor quedaron cortadas, perdió el control del aparato y éste se precipitó bruscamente hacia la izquierda para estrellarse finalmente, de punta, contra un sembrado de trigo situado a unos 40 metros de la carretera principal. El acompañante, Silvio Oltra, piloto de coches de carreras, murió en el acto, pero Carlos Menem, también automovilista de competición, llegó con vida al hospital de San Nicolás. Murió poco después. Fue un accidente, según la conclusión de los peritos. La prensa argentina, sin excepciones, destacó la pasión del joven fallecido por los deportes de riesgo, sus éxitos en pruebas automovilísticas internacionales, las prácticas de motorismo náutico, su vida siempre al límite. “Mis padres creen mucho en el destino. Yo también creo en el mío y lo que tenga que ser será”, declaró en una ocasión.

Zulema Yoma, que no ha podido superar la tragedia, criticó las conclusiones de los expertos, y el pasado 1 de mayo recusó al juez de la causa por retrasar la exhumación de los restos mortales de su hijo. “¿Ustedes vieron el cuerpo de Carlitos? ¿Alguno lo vio en el cajón? Yo no lo vi, a mí no me consta que ése sea mi hijo”, preguntó a los periodistas. El presidente Menem se había sumado judicialmente a esta reclamación. Pero las imputaciones de la madre, que amenazó con una huelga de hambre en la plaza de Mayo de no ser atendida, no quedaron ahí: exige una explicación de la retirada del respirador artificial a su hijo en el hospital San Felipe de San Nicolás. La proporcionó el médico a cargo: Carlos Menem era ya cadáver. Involucra en el compló al médico personal de Menem, y a su secretario, y ha pedido la intervención de Amnistía Internacional.

Zulema Yoma y su abogado apuestan por la presencia de una tercera persona en el helicóptero de la que nada se dijo, y citan la entrega de una carta advirtiendo sobre un atentado contra un miembro de su familia. Nombran al ministro del Interior, Carlos Corach, como la fuente informante. Una de las hipótesis aventuradas es ésta: un depósito de cadáveres nacional aloja el cuerpo de una integrista iraní, de 24 años, que ingresó en el país como ciudadana francesa estudiante de Arquitectura. Habría conocido a Carlitos en Nueva York y recibió la orden de acabar con su vida: mediante control remoto alteró los mandos de la nave y lo derribó sin explosión. En el choque, apuntaron, habría perecido la mano asesina de una conspiración de mayor alcance.

El mundo en 1810

El mundo en 1810


En la América de habla hispana, Túpac Amaru es un precursor de las luchas por la libertad.

Los primeros quince años del siglo están dominados por las campañas militares de Napoleón. En la India, en 1810, los majaretas hindués de la zona central de la India son derrotados por los británicos, que ya controlan buena parte del subcontinente. En 1812, el Ejército de Napoleón se retira de Moscú. Numerosos soldados mueren congelados.

Mientras en Europa, Napoleón domina el continente hasta 1815, en América, animados por el éxito de las revoluciones norteamericana y francesa, a fines del siglo XVIII, las colonias españolas des Sur comienzan a luchar por su libertad.

En América Central y del Sur las colonias españolas y portuguesas se rebelan contra sus gobernantes coloniales europeos.

África Occidental se ve favorecida por la abolición del comercio de esclavos de varios países europeos. En 1816, Shaka es gobernante de los zulúes. Su ejército conquista muchos pueblos del sudeste de África.

1776 – Independencia de EE.UU.

Cementerio La Recoleta. Photo de Elena

 Independencias americanas en el siglo XIX


18 de noviembre de 1804 – Haití. Haití es pionero en América Latina al declarar su independencia.

A principios del siglo XIX, durante la Revolución industrial, se construyen fábricas en toda Inglaterra. En 1808, en España se sustituye al rey Fernando VII, por José, hermano de Napoleón Bonaparte.

10 de agosto de 1809 – Ecuador

20 de julio de 1810 – Colombia

18 de septiembre de 1810 – Chile

28 de septiembre 1810 – México. En 1810, tiene lugar en México el “Grito de Dolores”.

5 de julio de 1811 – Venezuela

14 de mayo de 1811 – Paraguay

9 de julio de 1816 – Argentina

28 de julio de 1821 – Perú

15 de septiembre de 1821 – El Salvador, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua

7 de septiembre de 1822 – Brasil

6 de agosto de 1825 – Bolivia

25 de agosto de 1825 – Uruguay

27 de febrero de 1844 – República Dominicana

20 de mayo de 1902 – Cuba

3 de noviembre de 1903 – Panamá.

Qué sucedía en Europa en 1810


Dos años antes, en 1808, España había comenzado su propia Guerra de la Independencia, qui se prolongará hasta 1814. Los españoles rechazan la invasión francesa ordenada por Napoleón Bonaparte, que intenta imponer a su hermano José en el trono. Éste correspondía por sucesión real a Fernando VII. Napoleón, un modesto soldado corso que de niño ni siquiera hablaba el francés, es ahora el todopoderoso emperador de Francia (desde 1804) y virtual señor de Europa. 

En 1810, la vieja Ciudad de los Césares, Roma, cae también bajo su yugo. El Emperador que se atrevió a emplear la violencia contra el Papa (Pio VII), la toma para sí y el 17 de febrero de ese año la designa por decreto Segunda Capital del Imperio. De modo que, entre 1810 y 1811, el Imperio Francés, con la anexión de todos los Estados Pontificios y la recién adquirida Holanda, cuenta con una división en 130 departamentos. Napoleón se compara con un moderno Julio César. Nadie lo detiene.

Hará falta una alianza multinacional (Gran Bretaña, Prusia, Austria, Rusia) para reducir a este hombre de poco más de 1,6 metro de estatura. La caída de Napoleón se verificará en campo de batalla belga, Waterloo, el 18 de junio de 1815

El virrey Sobremonte

¿Huía en verdad Sobremonte hacia Córdoba cuando los ingleses invadieron Buenos Aires en 1806?


En cierto modo, sí, porque no se detuvo hasta llegar a la estancia donde había enviado a su numerosa familia: su mujer, más una decena de hijos, y los caudales. Continuô con todo el cargamento hasta Luján, para luego seguir hasta Córdoba.

Pero no pretendía esconderse, sino cumplir su cometido: reunir tres mil hombres en 18 días y pegar la vuelta con el fin de recuperar Buenos Aires.

Fue el primer virrey depuesto por un Cabildo Abierto. Dos días después de reconquistar Buenos Aires, en una sesión con gritos desde la Plaza, invasión del recinto, golpes e insultos, se resolvió delegar el mando en el jefe de las Fuerzas Armadas, don Santiago de Liniers.

Cruce del Riachuelo por Beresford en la invasión inglesa de 1806, según un grabado anónimo

El Virrey muerto envenenado

¿Cuál de los Virreyes habría muerto envenenado?


El primer Virrey designado fue Pedro de Cevallos. Ocho años como teniente gobernador le bastaron para ganarse el respecto y la admiración de una Buenos Aires necesitada de políticos de buena estirpe. Fue el Virrey que le sugirió al Rey cómo demarcar el territorio.

Huérfano de padre desde los tres años, criado por su hermana mayor y una morena que supo querer como a una madre, su entereza se registra con claridad en la memoria emotiva de la época, leída en rasgos de humanidad entonces poco frecuentes.

El paludismo no pudo doblegar sus fuerzas al momento de combatir el contrabando y el juego por dinero. Impuso un régimen de multas para quienes arrojaran basura a la calle y se excedieran con los límites de velocidad (no había que superar el trote corto). Pero su afán por impartir el orden no lo salvó de su propio caos.

Doña María Luisa Pinto tenía casi treinta años y una belleza que lo hizo sucumbir frente al amor. Y es por esto que partió a España, luego de dejar su cargo ante al nombramiento de Vertiz, para casarse cuanto antes con la madre del niño por venir. Nunca alcanzó a ver al Rey ni a su propio hijo, bautizado con sus mismos nombres. Durante el trayecto, habría sido envenenado.

 
Un callejon del cementerio de La Recoleta. Foto de Elena

El virrey que combatió en la batalla de Trafalgar

¿Qué virrey combatió contra los ingleses en la batalla de Trafalgar?


Baltasar Hidalgo de Cisneros llegó en medio de una ovación repique de campanas, salva de cañones y aplausos de los vecinos eran música para su oído izquierdo (estaba sordo de derecho, secuela de la Batalla de Trafalgar, librada el 21 de octubre de 1805, entre las flotas franco-española y la británica).

Su mujer, desde Colonia, esperaba el visto bueno del marido para arribar a estas tierras, ya que don Baltasar no estaba convencido de que éste fuera un lugar seguro para ella.

Al final, parece que se convenció, ya que dos semanas más tarde llegó la virreina a estas tierras. Las coordenadas que este último Virrey debía cumplir eran : desintegrar la rebelde Junta de Montevideo, enviar a Liniers a España, desarmar los Cuerpos de Ejército criollos y poner en orden el Virreinato. Sólo desintegró la Junta de Montevideo y logró la sumisión de De Elío.

Nunca envió a Liniers a España, ni desarmó los Cuerpos criollos, ni consiguió poner orden. Sí, en cambio fue quien impuso la enseñanza primara obligatoria en el territorio y creó el periódico El Correo de Comercio.

A.A. Orlinski, Batalla de Trafalgar

Combate de San Lorenzo

Combate de San Lorenzo


¿Por qué estuvo a punto de fracasar el combate de San Lorenzo?


La disputa se libraba entre la caballería patriota et la infantería realista. San Martín se mantenía al resguardo con sus granaderos detrás del convento. El comandante dividió a sus 120 hombres en dos columnas, una a su mando y la otra, bajo la dirección de Justo Bermúdez.

A las cinco y media de la mañana del 3 de febrero de 1813, la columna de San Martín, de 60 hombres, partió a la carga e hizo frente a los 250 soldados realistas que marchaban formados. La columna de Bermúdez, con otros 60 granaderos, tenía instrucción de dar un pequeño rodeo (un semicírculo) para terminar envolviendo a los españoles, que debían quedar atrapados entre las dos columnas. El plan falló porque Bermúdez agrandó demasiado la vuelta. Una bayoneta derribó el caballo de San Martin, pocos metres antes de toparse con la primera línea enemiga. Su pierna quedó trabada debajo del caballo y si no hubiera sido por los soldados Juan Bautista Cabral y Juan Bautista Baigorria, quienes lo protegieron, otra hubiera sido la historia. Cabral recibió dos estocadas mortales. Los hombres de San Martín tuvieron que regresar al convento, reorganizarse y contratacar, en momentos que Bermúdez se presentaba en el campo de batalla para hostigar a los hombres de Antonio de Zabala, capitán de los realistas. De inmediato, reapareció la columna de San Martin y así dominaron al enemigo. Los realistas sorprendidos se replegaron protegidos por el fuego de los buques. Al no poder reagrupar las fuerzas realistas huyen hacia el Río de la Plata.

Resultado de la batalla de 15 minutos de duración: Realistas – 40 muertos, 15 prisioneros, 2 cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas y una bandera. Las fuerzas patriotas: 6 muertos y un prisionero.

¿Qué ocurrió 24 horas de después del combate de San Lorenzo?


El viento se resistía a soplar y los barcos enemigos podían partir apenas dos días después. Por ese motivo, al día siguiente de haberse enfrentado, el capitán realista Antonio de Zabala y el teniente-coronel José de San Martín, dejando a un lado las asperezas surgidas en el campo de batalla, vistieron uniformes de gala y se reunieron para compartir el gusto de una buena mesa. El pantalón del realista tenía una manche de sangre; el brazo derecho del futuro Libertador estaba inmovilizado porque se había dislocado en hombro en la caída. Desayunaron, conversaron distendidos, tomaron vino, almorzaron liviano y ambos durmieron la siesta en claustros del convento. Se despidieron con un abrazo y cada cual siguió su camino.

La batalla de Tucumán fue una de las luchas más importantes y originales que definieron la independencia.

Julio Fernández Viullanueva. Combate de San Lorenzo. Óleo sobre tela. 1890. Buenos Aires, medidas 99 X 70 cm.

 ¿Qué combate se perdió en el campo de batalla y se empató en un escritorio de campaña?


Había que sumar a los paraguayos a la Revolución. Pero los miembros de la Junta no tuvieron peor idea que encargarle esta empresa a José Espínola, muy poco querido en aquellas tierras. Asunción no quiso saber nada y fue así como Belgrano, junto con 1100 soldados, se vio obligado a dar batalla al margen del río Tacuarí, el 9 de marzo de 1811. Los 2500 guaraníes, al mando de Manuel Cabañas, necesitaron siete horas para triunfar. Sin embargo, Belgrano consiguió un armisticio para que la frontera dejara de ser un peligro para el Gobierno. Al final, empate.

¿Qué marcha irlandesa fue clave en la recuperación de la isla Marín García?


Un año después del triunfo de San Lorenzo era necesaria una fuerza naval que complementara a los ejércitos republicanos. Tres marinos extranjeros se disputaban el mando, ya que los criollos eran inexpertos.

El elegido para capturar la isla Martín García, en manos de los absolutistas, fue el irlandés Guillermo Brown. Iba a bordo de la Fragata Hércules, la nave capitana, que navegaba bien hasta que debido a una bajante, encalló. Los buques patriotas fracasaron en su rescate y la Fragata, quedó con muchos muertos y poca munición… Los bandos cesaron el fuego durante la noche. Los realistas no estaban mucho mejor. A la mañana, el río creció y la nave vivió une especie de resurrección. Cuando la suerte del ataque era incierta, la música hizo lo suyo. El gaitero interpretó St. Patrick’s Day in the Mornigg – la clásica canción del día de San Patricio, patrono de Irlanda -, que entusiasmó a los infantes, en su mayoría extranjeros. Fue la primera victoria de la escuadra.

Sepultados en Buenos Aires

Quiénes fueron sepultados en Buenos-Aires?


Además de Pedro Melo de Portugal, cuyo sepulcro está en el costado derecho del altar de San Juan Bautista, también fue sepultado en Buenos Aires, Joaquín del Pino. Este virrey presidió la inauguración de la Plaza de Toros en Retiro, autorizó la construcción de la Recova que dividía la Plaza de Mayo en dos y denunció a todo funcionario corrupto. A punto de cumplir tres años en sus funciones, se enfermó con tal gravedad que Benito Lué y Riega (obispo porteño) encabezó una procesión con otros treinta sacerdotes que partió desde la Catedral hasta la casa de don Joaquín.

Habrá sido la unción de los enfermos más multitudinaria de la historia. Dejó este mundo el 11 de abril de 1804, y fue el único de los once virreyes muerto en Buenos Aires. Sus restos fueron depositados en la Catedral Metropolitana, pero fueron removidos cuando se realizaron las obras en la cripta y ya no se sabe dónde están. Una de las hijas, Juana, se casó con Bernardino Rivadavia, el primer Presidente, convirtiéndose en la Primera Dama de la historia de la Argentina.

Por su parte, doña Rafaela de Vera y Pintado, viuda del Virrey en segundas nupcias, quien era una mujer muy estimada por los porteños, murió en 1816, ocho días antes de declararse la Independencia. Ese mismo día, y pese a tener a su marido sepultado en la Catedral, pidió disfrutar de su eterno descanso en la iglesia del Pilar. Y allí sigue, desde hace casi doscientos años.

 
Personajes sepultados en el cementerio de La Recoleta de Buenos Aires. Foto - Elena

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