Combate de San Lorenzo
¿Por qué estuvo a punto de fracasar el combate de San Lorenzo?
La disputa se libraba entre la caballería patriota et la infantería realista. San Martín se mantenía al resguardo con sus granaderos detrás del convento. El comandante dividió a sus 120 hombres en dos columnas, una a su mando y la otra, bajo la dirección de Justo Bermúdez.
A
las cinco y media de la mañana del 3 de febrero de 1813, la columna de
San Martín, de 60 hombres, partió a la carga e hizo frente a los 250
soldados realistas que marchaban formados. La columna de Bermúdez, con
otros 60 granaderos, tenía instrucción de dar un pequeño rodeo (un
semicírculo) para terminar envolviendo a los españoles, que debían
quedar atrapados entre las dos columnas. El plan falló porque Bermúdez
agrandó demasiado la vuelta. Una bayoneta derribó el caballo de San
Martin, pocos metres antes de toparse con la primera línea enemiga. Su
pierna quedó trabada debajo del caballo y si no hubiera sido por los
soldados Juan Bautista Cabral y Juan Bautista Baigorria, quienes lo
protegieron, otra hubiera sido la historia. Cabral recibió dos estocadas
mortales. Los hombres de San Martín tuvieron que regresar al convento,
reorganizarse y contratacar, en momentos que Bermúdez se presentaba en
el campo de batalla para hostigar a los hombres de Antonio de Zabala,
capitán de los realistas. De inmediato, reapareció la columna de San
Martin y así dominaron al enemigo. Los realistas sorprendidos se
replegaron protegidos por el fuego de los buques. Al no poder reagrupar
las fuerzas realistas huyen hacia el Río de la Plata.
Resultado
de la batalla de 15 minutos de duración: Realistas – 40 muertos, 15
prisioneros, 2 cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas y una bandera. Las
fuerzas patriotas: 6 muertos y un prisionero.
¿Qué ocurrió 24 horas de después del combate de San Lorenzo?
El
viento se resistía a soplar y los barcos enemigos podían partir apenas
dos días después. Por ese motivo, al día siguiente de haberse
enfrentado, el capitán realista Antonio de Zabala y el teniente-coronel
José de San Martín, dejando a un lado las asperezas surgidas en el campo
de batalla, vistieron uniformes de gala y se reunieron para compartir
el gusto de una buena mesa. El pantalón del realista tenía una manche de
sangre; el brazo derecho del futuro Libertador estaba inmovilizado
porque se había dislocado en hombro en la caída. Desayunaron,
conversaron distendidos, tomaron vino, almorzaron liviano y ambos
durmieron la siesta en claustros del convento. Se despidieron con un
abrazo y cada cual siguió su camino.
La batalla de Tucumán fue una de las luchas más importantes y originales que definieron la independencia.
Julio Fernández Viullanueva. Combate de San Lorenzo. Óleo sobre tela. 1890. Buenos Aires, medidas 99 X 70 cm. |
¿Qué combate se perdió en el campo de batalla y se empató en un escritorio de campaña?
Había
que sumar a los paraguayos a la Revolución. Pero los miembros de la
Junta no tuvieron peor idea que encargarle esta empresa a José Espínola,
muy poco querido en aquellas tierras. Asunción no quiso saber nada y
fue así como Belgrano, junto con 1100 soldados, se vio obligado a dar
batalla al margen del río Tacuarí, el 9 de marzo de 1811. Los 2500
guaraníes, al mando de Manuel Cabañas, necesitaron siete horas para
triunfar. Sin embargo, Belgrano consiguió un armisticio para que la
frontera dejara de ser un peligro para el Gobierno. Al final, empate.
¿Qué marcha irlandesa fue clave en la recuperación de la isla Marín García?
Un
año después del triunfo de San Lorenzo era necesaria una fuerza naval
que complementara a los ejércitos republicanos. Tres marinos extranjeros
se disputaban el mando, ya que los criollos eran inexpertos.
El
elegido para capturar la isla Martín García, en manos de los
absolutistas, fue el irlandés Guillermo Brown. Iba a bordo de la Fragata
Hércules, la nave capitana, que navegaba bien hasta que debido a una
bajante, encalló. Los buques patriotas fracasaron en su rescate y la
Fragata, quedó con muchos muertos y poca munición… Los bandos cesaron el
fuego durante la noche. Los realistas no estaban mucho mejor. A la
mañana, el río creció y la nave vivió une especie de resurrección.
Cuando la suerte del ataque era incierta, la música hizo lo suyo. El
gaitero interpretó St. Patrick’s Day in the Mornigg – la clásica canción
del día de San Patricio, patrono de Irlanda -, que entusiasmó a los
infantes, en su mayoría extranjeros. Fue la primera victoria de la
escuadra.
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