Renunció a su sueldo, donó premios, murió pobre y le robaron los dientes. ¿De quién se trababa?
Se
podría decir, como para hacer justicia, que su vida fue un dechado de
bondad et ejemplo de patriotismo. Que un hombre como él haya sido el
creador de la Bandera es nuestro mejor legado. Para ejemplificar lo
dicho basta recordar que Manuel Belgrano fue el único vocal que renunció
a su remuneración. Aunque tuviera derecho a cobrar los dos sueldos, tan
sólo se mantenía con su salario por comandar las fuerzas enviadas al
Paraguay primero y al Norte después. La segunda donación llegó de la
mano de su victoria en Salta, el 20 de febrero de 1813.
Como
premio le ofrecieron 4 mil pesos en terrenos fiscales que lo hubieran
llevado a tener une vida exenta de apuros económicos. Sin embargo, pidió
que todo el monto se asignara al equipamiento de cuatro escuelas
norteñas. Su muerte fue una continuidad de su austera vida. Tanto que
tuvieron que usar el mármol de una cómoda de uno de sus hermanos para
hacerle la lápida. Además, el patriota regaló su reloj al médico que lo
atendía por no tener con qué pagarle. Una anécdota post mortem roza la
tragicomedia.
En
1902, los restos des General debían ser trasladados desde el atrio
hasta el mausoleo. Los representantes oficiales del acto fueron los
ministros Joaquín V. González y Pablo Riccheri. Al parecer, ninguno de
los dos pudo resistir la tentación de meter la mano en la urna y
compartir el souvenir : los dientes del prócer. Fue un escándalo. El
presidente Roca ordenó devolver el botín sin sancionarlos. Los ministros
obedecieron a regañadientes.
Retrato del prócer Manuel Belgrano |
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