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domingo, 15 de abril de 2018

La moda en la Argentina en el siglo 19

Vida cotidiana – la moda


¿Cómo fueron cambiando los vestidos de las damas porteñas durante el siglo XIX?


Nunca ajena a los cambios, la moda fue reflejo de los hechos que se sucedieron durante el siglo XIX.

Y entre todas sus manifestaciones, la del vestido femenino resulta la más representativa. En ningún otro momento de la historia éste sufrió tantas modificaciones. Las porteñas no escaparon a este proceso, aunque, como siempre, dieron a los dictados europeos su toque personal. Hay que tener en cuenta que desde los comienzos del Virreinato, en Buenos Aires se usaba, con mucha diferencia de tiempo, la ropa que se traía de España. Y en España se importaba la moda de Francia.

1810

La Revolución Francesa hizo que se buscara la simplicidad y los vestidos semejaban túnicas clásicas. Las porteñas los adoptaron, pero combinados con el abanico, la peineta y la mantilla españoles. Los vestidos tenían cintura alta, falda bastante angosta – de “medio paso” – y gran escote, casi siempre cuadrado. Eran de colores claros y de muselina, seda o linón.

1830

Volvió a aparecer el corsé porque la cintura, ya en su posición natural, se usaba cada vez más estrecha. La falda se fue ensanchando y acortando, hasta dejar el tobillo a la vista, y las mangas adquirieron proporciones exageradas. En la época de Rosas, las damas partidarias usaban el rojo punzó desde el moño del peinado hasta los zapatos.

Una mujer desolada. Foto de Elena

 1850

Después de Caseros, las tertulias porteñas se convirtieron en lujosos bailes. Gracias al desarrollo de tintes artificiales, aparecieron vestidos de llamativos colores y el miriñaque liberó a las damas del uso de las pesada y molestas enaguas de algodón, necesarias para dar volumen a las faldas, que se habían ensanchado.

1860

En esta época, la falda alcanzó sus máximas dimensiones y un vestido podía llevar hasta catorce metros de seda. Dice que por el volumen de las faldas, las damas no podían caminar del brazo de los caballeros. Luego, el miniñaque se fue aplanando en la parte delantera, lo que hizo que hubiera más tela hacia atrás y se formara una cola en el vestido.

1870

Desapareció el miriñaque y el sobrante de tela se fue convirtiendo en un polisón, una especie de almohadilla que se aseguraba sobre la enagua. Abundaban los fruncidos y tableados, y los adornos, como galones y borlas. Los corsés se hicieron cada vez más largos y apretados, al punto de dificultar los movimientos más sencillos.

1890

La paulatina actuación de las mujeres en distintas actividades hizo que los vestidos se fueran haciendo más prácticos. Las faldas eran ajustadas a las caderas y terminaban en una cola, que la dama sostenía graciosamente al costado. Las grandes tiendas eran las regidoras de la moda y comenzó a usarse el traje sastre, apto para toda ocasión.

1910

Eran tiempos de mucha actividad social y gran ostentación y extravagancia. El corsé empujaba el busto hacia adelante y la cadera hacia atrás, creando une peculiar silueta. Esto se veía tanto en los vestidos de noche, que eran muy escotados, como durante el día cuando se usaban cuellos altos y mangas abullonadas. El traje sastre adquirió importancia.

Argentina - María La Grande

Quién fue María La Grande?


María fue una reina tehuelche, la más importante de los caciques de comienzos del siglo XIX. Su poder abarcó desde el sur del continente hasta el Río Negro. Fue llamada La Grande por Luis Vernet, quien la conoció en Península Valdés en 1823, cuando él intentaba cazar caballos salvajes y ella lo obligó a entregar bienes a cambio, porque, le dijo, como se criaban en territorio tehuelche, eran su propiedad.

El marino Fitz Roy también se refirió a ella, puesto que la había tratado en 1827, cuando ella tenía unos 40 años. María estaba en compañía de su marido, un tehuelche muy alto, y algunos de sus cinco hijos. Ella era la única que hablaba español y sabía relacionarse con los extranjeros.

Mientras María vivió no hubo guerras tribales en la región, y cuando murió, en 1840, en toda la Patagonia se encendieron hogueras de homenaje durante tres días.

Calle de los muertos. Cementerio La Recoleta en Buenos Aires. Foto - Elena

Los malones

Angel Della Valle, La vuelta del malon

¿Qué objetivos tenían los malones?


Aunque durante mucho tiempo se mantuvo la idea de que los malones eran simplemente ataques violentos e irracionales de los aborígenes, con saqueos, raptos de mujeres y destrucción de poblaciones, las concepciones más actuales apuntan a considerarlos como una de las formas que podía adoptar el enfrentamiento de aquellos con los blancos. Buscaban evitar un combate abierto y se trataba de una táctica diferente de la que utilizaban en defensa del territorio que ocupaban.

Los malones no eran constantes ni periódicos, y respondían a distintos objetivos, como robar ganado para cubrir las necesidades de subsistencia, tomar represalias por pactos no cumplidos o forzar a una posterior negociación.

Al mismo tiempo servían para consolidar la posición de liderazgo de algunos jefes, quienes, muchas veces, para realizarlos debían recurrir a las alianzas, aunque fueran temporales – y favorecer el intercambio comercial entre las tribus.



sábado, 14 de abril de 2018

Máscaras faciales con historia

Máscaras faciales con historia


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Roma Antigua: arvejas y suero de leche


La receta de esta máscara proviene de los antiguos romanos y es asombrosamente sencilla y accesible en la actualidad.

Para devolverle al rostro la luminosidad y frescura, se muele en el molinillo de café o se machaca en el mortero dos cucharadas soperas de arvejas verdes secas.

Tomamos dos cucharadas de la harina de arvejas obtenida y la mezclamos bien con dos cucharadas soperas de suero de leche.

Esta mezcla se distribuye sobre el rostro y se deja hasta que se seque. Luego se enjuaga con agua tibia.

También sirve la arveja previamente hervida y hecha puré. Si su piel es seca y sensible, puede agregarle a la mezcla una yema de huevo.

(El suero de leche es un líquido obtenido de la coagulación de la leche, después de la separación de la cuajada. Está compuesto por agua, lactosa, proteínas minerales (calcio, fósforo, magnesio) y grasa.)


La esposa de Cesar


A las esposas de los Césares romanos, esta máscara las dejaba impecables.

Para conseguir el mismo efecto, hervimos media taza de porotos blancos y antes de que se enfríen, los pasamos por cedazo o los pisamos muy bien. Agregamos al puré obtenido una cucharada sopera de aceite de oliva y una cucharada sopera de jugo de limón.

La máscara se aplica al rostro, al cuello y a la zona del escote, se deja 20 minutos y se enjuaga primero con agua caliente y luego con agua fría.

Un consejo útil que viene de las patricias romanas: si Ud. tiene la piel delicada, sensible o seca, lave la cara con el agua donde se cocinaban los porotos, agregándole varias gotas de aceite de oliva.

Un experto en máscaras faciales. Foto - Elena

 Las naranjas de Cayetana, duquesa de Alba


La Famosa “Maja desnuda” mantenía la belleza enceguecedora de su piel con una máscara increíblemente sencilla: ella simplemente cubría el rostro, el cuello, los hombros y el pecho con la pulpa de naranjas.

La escritora francesa Ninon del´Enclos, cortesana y mecenas de las artes, durante toda su larga vida volvía locos a los hombres con su belleza inmarchitable. Su último amante, el abate Gédoyn, lo tuvo a los 80 años.

Ella se aplicaba un mascarilla simple y elegante:

Mezcle madia taza de leche, una cucharadita de jugo de limón y dos cucharaditas de coñac. Déle un hervor a esta mezcla y deje que se enfríe un poco. Aplíquela tibia sobre el rostro, cuello, hombros y la zona del escote y manténgala hasta que se seque totalmente. Luego enjuague.

Madame de Pompadour: dulce mujer


La marquesa de Pompadour, durante 20 años fue la maitresse en titre (la amante oficial) de Ludovico XV. A conservar su gran belleza le ayudaba la clara de huevo batida con azúcar. Según la historia, la marquesa la usaba todas las noches y tenía la fama de tener el cutis más fresco de Europa.

Irène Joliot-Curie


Irene Joliot-Curie, premio Nobel de química e hija de la fmosa Marie Curie, no sólo le interesaba la síntesis de nuevos elementos radioactivos.

Irene ha compuesto su propia mascarilla para el rostro que le agregaba colores vivos a su cutis bastante pálido.

Mezcle una cucharada sopera de miel con una cucharadita de jugo de limón y una cucharadita de jugo de naranja. Prepare con estos ingredientes una masa homogénea, aplíquela sobre el rostro limpio por unos 30 minutos. Pero cuanto más tiempo, mejor. Enjuáguelo.

Greta Garbo – nabo y zanahoria


Greta Garbo, a pesar de todo su refinamiento, usaba una máscara muy simple, mejor dicho, bien de pueblo, para su bellísimo rostro.

Mezcle cantidades iguales de zanahoria y nabo negro (piel negruzca pero carne blanca) triturados hasta obtener una pasta homogénea. Déjela sobre su rostro 30 minutos y enjuáguelo primero con agua tibia y luego con agua fría.

Máscaras

Máscaras


Productos que embellecen

Mascarilla rejuvenecedora para pequeñas arrugas:

Mezclamos una yema con media cucharadita de miel y aplicamos esta mezcla en el rostro. A los 5 minutos enjuagamos con agua a temperatura ambiente. No se recomienda para cutis con rosácea o capilares visibles.

Mascarilla rejuvenecedora de cúrcuma para arrugas:

2-3 cucharadas de cúrcuma molida se mezclan con 1 cucharadita de crema de leche líquida y una cucharadita de miel. Esta pasta homogénea se distribuye sobre el rostro por 5 – 10 minutos. Se enjuaga con agua.

Mascarilla-lifting casera de levadura de cerveza:

Tomamos 2-3 cucharadas de levadura de cerveza, le agregamos leche hasta lograr una consistencia de crema espesa. Aplicamos sobre el rostro por 15-20 minutos, enjuagamos con agua a temperatura ambiente. No es para pieles grasas. Se recomienda usar esta mascarilla en pieles marchitas de 2 a 3 veces por semana.

La piel perfecta, no hace falta vestirse. Foto de Elena

 Máscara de jugo de aloe vera para piel seca y arrugada:

Para estas pieles es muy recomendable la siguiente mascarilla: 1 – 2 cucharaditas de la crema facial grasa (que Ud. usa habitualmente) mezcle con una cucharadita de jugo de aloe y 1 – 2 cucharaditas de aceite vegetal. Lo distribuye con movimientos masajeadotes ligeros sobre la piel húmeda del rostro y del cuello después de haber colocado una compresa caliente (con toallita mojada en agua caliente y bien escurrida). Esta mascarilla con aloe se deja por 10-15 minutos y se retira con algodón. Luego aplique la mascarilla siguiente: una clara mezcle con un cuarto de cucharadita de sal fina) y a los 10 minutos retírela con un algodón mojado en infusión de salvia. Luego enjuague con la misma infusión de salvia.

Mascarilla de jugo de uva y leche fresca para las arrugas:

Mezcle un cuarto de taza de jugo de uva con la misma cantidad de leche fresca. Moje el algodón con este líquido y aplíquelo sobre el rostro. Cúbralo con una toalla. A los 15-20 minutos retírelo. Seque el rostro y aplique su crema habitual.

Cacao y chocolate

Cacao y chocolate Por Thomas Gage (Viajes por Nueva España y Guatemala) Hoy en día el chocolate es usado no sólo en todas las Indi...