Arroz y vino
El arroz es un cereal más importante para la alimentación humana. El arroz posee una versatilidad extraordinaria. Al cocinar arroz en sus cas, lo mejor para reconocer el vino adecuado que acompañe la comida es seguir una regla general muy sencilla: si el acompañamiento es oscuro (hongos o carnes), el vino tinto será el correcto. Si tiene ingredientes claros (mariscos o pescados), el vino blanco resultará el más adecuado.
Otra buena opción: para maridar el arroz con los vinos rosados.
Para los arancini italianos, un pinot noir joven, fresco y frutado de la Patagonia argentina. La acidez del vino y las notas de perejil y la albahaca refrescarán el paladar. A su vez, sus delicados taninos resultarán acordes con la textura del cordero del relleno. Pruebe beber este vino entre 14 y 15 grados.
Para el risotto ala minalese, un rosado de cabernet suvignon. Su acidez otorgará frescura al plato y sus notas especiadas destacarán el sabor del azafrán. Y la textura del rosado es ideal para el caracú. Enfriarlos hasta los 9-11 grados.
Un malbec con roble, proveniente de Mendoza, acordará con el risotto al funghi, profundo en aromas y sabores. Los taninos acompañan la textura de los hongos frescos y las notas de fruta negra madura del vino distinguirán el dulzor característico de los hongos. Se recomienda beberlos entre 16 y 18 grados.
¿ Y para el risotto al limone? Un sauvignon blanc, blanco joven, aromático y frutal, proveniente de Mendoza. Sus notas cítricas resaltarán lo alimonado del plato y la chispeante acidez del vino conjugará de manera excelente con la cremosidad del risotto. Para beber a 9-11 grados.
Para el sartú, un merlot añejado en roble, de la Patagonia. Los taninos de este vino equilibran la parte grasa del plato y su acidez, junto a las notas heráceas de perejil, dan frescura al paladar. Beberlo a 16-18 grados.
La polenta con guiso de cordero va muy bien con un cabernet sauvignon con roble, proveniente de Calafate, Salta.
Las características especiadas del vino maridarán muy bien con el peperoncino, las semillas de hinojo y la pimienta del plato. A su vez, sus taninos jugosos barrerán la grasa de la carne. Se recomienda beberlo a una temperatura de entre 16 y 18 grados.
Por último, el hígado a la veneciana se puede acompañar con un sangiovese con paso por roble, proveniente de Mendoza. Este vino conjugará muy bien por sus taninos con los sabores del hígado de ternera, combinándose con la sensación de dulzor generada en boca por los frutos rojos maduros de sangiovese. Probarlo a 16-18 grados.
(Por Agustina de Alba, Miembro de la Asociación Argentina de Sommeliers).
“Siempre digo a mis jóvenes alumnos que para llegar a ser un gran cocinero nunca hay que dejar de aprender” (Qu Hao). Foto por Elena |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario