La servilleta

La servilleta y cómo lidiar con ella

En cualquier restaurante, café, recepción o convite, en la mesa, frente a los comensales, reposan, prolijamente dobladas, las servilletas. ¿Qué debemos, pues, hacer con ellas? ¿Las apartamos hacia un costado? ¿O la guardamos en el bolsillo? ¿Y si la camisa o el saco no tienen bolsillo?

Antes que nada, no debemos tenerles miedo. Las servilletas están planchadas, almidonadas, primorosamente plegadas y no muerden.

Una vez acomodado en la silla, Ud. debe tomarla y desplegarla. Luego doblarla en dos y extenderla así doblada sobre sus rodillas.

De ninguna manera se admite colgarla del cuello o engancharla con uno de sus ángulos de la solapa del saco, blusa o camisa.

Si durante el transcurso de la comida se necesita limpiar los dedos, deberán hacerlo con la mitad superior de la servilleta, sin sacarla del regazo. Para eso está doblada en dos, así la parte con la que se limpiará los dedos no tendrá contacto con el pantalón o la pollera.

Para limpiar la boca, se levanta la servilleta con las dos manos y se secan los labios con la parte del medio de la servilleta o con la mitad superior. Se trata justamente de tocar los labios y no de frotarlos retirando el alimento pegado.

Es inadmisible usar la servilleta como pañuelito, llevarla consigo cuando vaya al baño, en ese caso se la deja en la silla.

Y ni hablar de repasar con la servilleta los cubiertos, como muchos acostumbran hacerlo estando convencidos de que precisamente para eso están destinadas.

Antes de levantarse, hay que depositar la servilleta a la derecha del plato. No está bien visto dejarla tirada en la silla y menos aún llevársela como souvenir.

Si por casualidad, la servilleta cae al piso, no hace falta levantarla. Pídale al mozo (si es que él mismo no se haya dado cuenta) que le traiga otra.

Ya está Ud. en condiciones de compartir la mesa con la reina de Canadá (ella misma reina de Nueva Zelanda, de Inglaterra y de otros países). Al menos, no se sentirá intimidado en cuanto al manejo de algo tan importante como la servilleta.

 "Tener ideas es fácil... sólo hay que tenerlas" (Ferran Adriá)