Peras rellenas a la ampurdanesa
En
Argentina, desde 1812, cuando se promovió la creación del Museo
público, Bernardino Rivadavia propuso que también se exhibieran allí
obras de arte. Más tarde, luego de su actuación política, viajó a Europa
para adquirir obras destinadas a dicho Museo. Así, en 1825 hizo
contacto con José Mauroner, dueño de una colección completa de cuadros
de las escuelas italiana, española, flamenca y francesa, y acordaron
hacer una exposición en Buenos Aires. La colección llega a Buenos Aires
en 1828 y la muestra se inaugura en marzo del año siguiente en las salas
del Colegio de Ciencias morales, al lado de la iglesia de San Ignacio.
Contaba con 365 obras, muchas de ellas de grandes maestros, como
Ticiano, Rafael, Velázquez, Tintoretto, Murillo, Rubens y Van Dyck entre
autros. A los huéspedes que asistieron a la inauguración de la primera
exposición pública de arte en Argentina, se les ofrecieron peras
rellenas a la ampurdanesa, plato típico catalano.
Ingredientes (para cuatro personas):
- Cuatro peras de tamaño grande
- Medio litro de vino moscatel
- 100 gramos de carne magra de cerdo trinchada
- 50 gramos de almendras tostadas
- 50 gramos de bizcochos
- 200 gramos de azúcar
- Un huevo crudo
- Un trozo de canela en rama
- Un limón
- Un poco de canela en polvo.
Preparación:
- No pelamos las peras, pero las vaciamos de su interior haciéndolo por la parte de abajo, pues así de este modo, al servirlas no se conoce por donde han sido abiertas.
- A la carne de cerdo, le añadimos el huevo batido, los bizcochos, las almendras ralladas, la canela en polvo y 25 gramos de azúcar, mezclándolo hasta obtener una pasta fina con la cual rellenamos las peras, que colocamos derechas en una cacerola que quepan justas.
- Les añadimos el resto del azúcar, el moscatel, la corteza de limón rallada y la canela en rama.
Las cocemos tapadas por espacio de tres horas. Están en su punto cuando el líquido haya quedado a modo de un jarabe espeso. - Servimos las peras frías en una fuente, cubriéndolas con su propio jarabé.
Anton Van Dyck. Charles I y la reina Henrietta Maria pensando en las peras rellenas a la ampurdanesa |
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