¿Qué es la manzana de las luces?
Se
llama así a la manzana comprendida entre las calles Alsina, Moreno,
Bolívar y Perú, de Buenos Aires. El nombre se usó por primera vez en un
artículo aparecido en El Argos, el 1 de septiembre de 1821. Decía que
esa era la manzana de las luces porque allí funcionaban las principales
instituciones de irradiación cultural – y el artículo era crítico – que
convendría también que el exterior correspondiese a la riqueza interior
que contiene esta manzana.
Une
breve recorrida por las circunstancias que allí tuvieron lugar en las
primeras décadas del siglo XIX sirven para comprender que el título le
correspondía: En ese espacio operaba la Imprenta de Niños Expósitos, en
la que, en 1801, se imprimió el primer periódico de Buenos Aires, el
Telégrafo mercantil. Allí se creó la Biblioteca pública, en 1811, y, el
año siguiente, el Museo público.
En
la década siguiente, el predio albergó a la Universidad de Buenos Aires
y el archivo general de la Nación. También las artes tuvieron cabida,
ya que allí funcionó la Academia de Dibujo, donde se formaron los
precursores de la pintura argentina, y a fines de la década de 1820, fue
el ámbito elegido para la primera exposición de arte de la ciudad.
¿Eran tan importantes los abanicos?
Junto
con la mantilla con que se cubrían, eran el complemento infaltable del
arreglo de cualquier dama porteña. En la época virreinal servían para
compensar la sobriedad de la moda que llegaba de España.
Algunos
se destacaban por la belleza de su diseño y la calidad de los
materiales con que eran fabricados por eximios artesanos. Entre los que
se conservan, se cuentan tres pertenecientes a Mariquita Sanchez que se
pueden apreciar en la Quinta Los Ombués, la chacra de San-Isidro,
propiedad de la dama entre 1812 y 1827, que hoy es museo (uno
especialmente es muy bello – abanico de carey y plumas rojas).
Jardin botanico de Buenos Aires. Foto de Elena |
¿Es cierto que Remedios de Escalada de San Martin era de baja estatura?
Sí,
es cierto. Se observa su vestido que aún se conserva en el Museo
histórico Saavedra de Buenos Aires. Se puede deducir que era una mujer
bastante menuda, como otra porteña famosa Norma S.
En
su libro, La Moda en la Argentina, la socióloga Susana Saulquin
describe bien la prenda: El vestido es de linón bordado en punto
beauavis, con trabajo de pequeñas lentejuelas doradas recamando el
bordado; el escote es redondo y las mangas cortas tienen forma de globo.
De
talle no demasiado alto parte una falda que reúne los frunces en la
delantera y se ven claramente en el ruedo los pesos que les colocaban
para que no se levantaran al caminar.
La
autora especula con que el vestido debe haber sido confeccionado en una
fecha cercana a la muerte de Remedios, en 1823, ya que, por esos años,
el talle de los vestidos se fue bajando hasta ubicarse a la cintura a
mediados de la década.
¿Quedan edificios de comienzos del siglo XIX en Buenos Aires?
La más célebre es la casa mínima, llamada así porque tiene escasos dos metros y medio de frente.
Está en San Telmo (se encuentra en San Lorenzo 380) y es la vivienda más angosta de Buenos Aires.
Ce
cree que fue construida en la primera década del siglo XIX. También se
la conoce como “la casa del esclavo liberto, porque se decía que allí
había vivido un esclavo de Urquiza, que al ser liberado luego de la
Asamblea de 1813, recibió de su amo esa vivienda.
Pero
hay que recordar que lo que se decretó en aquel momento fue la libertad
de vientres, es decir que los hijos de esclavos nacidos desde entonces
serían libertos al llegar a la adultez.
En
realidad, según algunos estudios recientes realizados sobre el Catastro
Beare, ese solar es un espacio residual de una casa que sufrió
sucesivas reformas y divisiones.
Sin
embargo, la casa mínima no deja de tener su trascendencia, ya que,
junto con las casa de Juan Bautista Elorriaga y de María Josefa Ezcurra –
ambas ahora forman parte del Museo de la Ciudad – se la considera uno
de los pocos exponentes de la arquitectura de la época revolucionara que
aún se conserva
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