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lunes, 9 de abril de 2018

Argentina - Episodios históricos

Episodios históricos

 

¿Qué condiciones de vida tenían los esclavos en la ciudad?


Según algunos viajeros, los esclavos de Buenos Aires – la mayoría pertenecía a la familia étnica y lingüística Bantú – vivían en condiciones mucho mejores que en otras regiones de América, ya que se los empleaba, principalmente, para tareas domésticas y artesanales. Se decía, incluso, que las criadas y criados de los jóvenes parecían amigos de éstos, porque compartían todas sus actividades sociales.

Pero no hay que olvidar que eran esclavos y se vendían por 300 pesos. Tampoco, que una de las causas más frecuentes de hospitalización era por los castigos infringidos por sus amos y que las mujeres estaban disponibles sexualmente para ellos, sus hijos y parientes. Las africanas tenían fama de ser buenas amantes y con estas relaciones podían obtener un mejor trato, tanto para ellas como para los hijos que nacían de estos encuentros.

En 1813 se promulgó la libertad de vientres, que implicaba que los nacidos a partir del años siguiente era libertos, es decir que obtenían la libertad luego de pasada su infancia. Hasta entonces, eran cuidados por los amos de las madres y después debían valerse por sí mismos para subsistir, en medio de los prejuicios raciales existentes. Esto les convirtió en una población sumamente vulnerable.

¿Cómo eran los romances?


Aunque España impuso en las colonias une fuerte moral puritana, en Buenos Aires ésta era un poco más blanda. Y en los años de la Revolución, los ideales de libertad llevaron a los jóvenes a no aceptar, por ejemplo, los casamientos impuestos por los padres. Ésta era una costumbre habitual y en los contratos entre las familias se ignoraba por completo el deseo de los contrayentes, especialmente el de las mujeres. Sin embargo, en los registros de la época, se constatan los primeros juicios por disenso, entre los que se encuentra el que Mariquita Sánchez inició a sus padres cuando contaba con sólo 14 años para evitar el casamiento que ellos querían imponerle.

La flor de Buenos Aires. Foto de Elena

 También se asientan demandas de mujeres que habían “perdido el honor” bajo la promesa de un casamiento que después no se cumplió. Y otro aspecto en que influyó la Revolución en los amores se dio en las luchas por la Independencia, durante las cuales las parejas permanecían separadas por períodos prolongados. Era frecuente que ellos, en campaña, recurrieran a la promiscuidad con mujeres ocasionales, y ellas, mientras tanto, encontraban a alguien con quien compartir su soledad.

¿Hubo Montescos y Capuletos del Rîo de la Plata?


Francisco Xavier de Igarzábal, amigo y edecán de Saavedra, se enamoró de Angelita, hija del vocal de la Primera Junta Juan José Castelli, tanto o más morenista que el propio Moreno. Castelli comandaba el Ejercito del Norte en el Alto Perú cuando los jóvenes decidieron casarse. Igarzábal mantenía una buena relación con su familia política, pero la derrota de Huaqui tuvo su efecto colateral. De regreso, Castelle tuvo que dar explicaciones sobre su conducta y en prisión se enteró de los planes matrimoniales de la pareja. Sin dudarlo un instante y sintiendo como hierro caliente la traición de su hija, se opuso a la idea del saavedrista en la familia. Los novios se casaron igual. Furioso, el prócer escribió al Triunvirato desde su celda. Encerraron a Angelita en un convento y desterraron a Francisco, además de darle la baja en el ejército. Pero nadie contaba con la ayuda de su amiga Remedios de  Escalada, hija del influyente Don Antonio. Angelita vivió bajo la custodia de esta familia, el novio volvió a Buenos Aires y en 1812, Catedral mediante, dieron el sí. Fue un final feliz para los que se amaron a pesar de las barreras.

¿Entre las tradiciones patriotas del Norte figura La Emparedada, quién fue?


Se trata de la jujeña Juana Moro, una de las integrantes de la red de espías para el General Güemes. Su atractivo y fuerte personalidad fueron las principales herramientas que la ayudaron a extraer información entre los oficiales realistas. Para lograr sus objetivos llegó a seducir a oficiales del bando opuesto y hasta a disfrazarse de colla y de vendedora de pasteles, entre otras astucias. Tenía 29 años y corría 1814 cuando fue emparedada, esto es: encerrada en su casa con las aberturas tapiadas para que muriera de hambre y sed. Una vecina entusiasta de los realistas, apiadándose de ella, la rescató. Murió casi centenaria.

¿Qué historia encierran las cartas de Guadalupe Cuenca?


Tenía 24 años cuando su marido, Mariano Moreno, se embarcó rumbo a Europa en misión diplomática. Apenas unos días más tarde, María Guadalupe recibió una encomienda con un abanico negro, un velo, guantes de luto y una nota que anunciaba su viudez. Conocedora de los enemigos de Moreno, no le dio importancia al mensaje. Pero lo cierto es que Guadalupe Cuenca inició una saga epistolar que duraría nueve semanas y media, sin saber que su amado había dejado este mundo. “No tengo día más bien empleado que el día que paso escribiéndote”, confesaba en una de sus siete cartas. En ellas reflejó, con algunas expresiones empalagosas y varios errores ortográficos, el pesar que le producía su falta. El prócer murió el 4 de marzo de 1811 a los 31 años, casi con seguridad envenenado, dos días antes de que Guadalupe le enviara la primera carta. En uno de los mensajes le recuerda a su Moreno que tiene una mujer fiel esperándolo. La misma fidelidad que mantuvo durante los 43 años que lo sobrevivió.

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