Vinos con cuerpo para platos intensos
Roseberg y su hoja de ruta para seguir los pescados de Borja
Diversidad, tradición, sofisticación, y una de las mayores concentraciones de restaurantes premiados con estrellas de la Guía Michelin del mundo. Todo eso es la gastronomía española a un mismo tiempo. Y semejante riqueza se expresa tanto en sus comidas como en una impresionante actividad vitivinícola.
En la Argentina, blancos secos, aromáticos y frescos como el torrontés, el verdejo o el sémillon, son excelentes para acompañar platos como el pulpo, la cazuela y el abadejo. Con el besugo con refrito de ajos es interesante combinar un gewur traminer o traminer como lo han rebautizado en Cuyo.
Variedades más tradiciones como el sauvignon Blanc, el chardonnay y el espumante se lucen con los mejillones, la brandada y los chipirones por su estructura e intensidad. Y platos algo más complejos, como los calamares encebollados con vinagreta, ameritan un regreso al jerez fino, a veces injustamente olvidado pero siempre gratificante.
Por último, también se puede agregar algo de color con rozagantes rosados de malbec ue armonizan con el bacalao, y hasta tintos ligeros y frutados como el pinto noir de Patagonia o el Valle de Uco, una alternativa para servir con la empanada gallega.
Pescado y vinos tintos
¿Los pescados con blanco y las carnes con tinto? ¿Cualquier vino va bien con cualquier plato? Como tantas otras cosas, la respuesta reside en el justo término medio.
La mejor manera de saber si un plato y un vino pueden armonizar, más allá del color, es tener en cuenta su peso específico, sirviendo los vinos con cuerpo con los platos intensos, y los vinos ligeros con las raciones más livianas.
Así, prefiera los platos sobre la base de peces con buen tenor graso y firme estructura, como el salmón o el atún, con vinos de buena acidez, corta o nula crianza en roble y baja carga de taninos, como el pinot noir. Salsas sobre la base de crema facilitan la unión, pero cuidado: las hechas con quesos azules surte surten el efecto contrario.
Andrés Rosberg, presidente de la Asociación argentina de Sommeliers.
Monumento de Luois Breille en Buenos Aires, Argentina. Foto de Elena |
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