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lunes, 9 de abril de 2018

Postas de valor histórico en la Argentina

Postas de valor histórico en la Argentina


¿Cuál es la posta de mayor valor histórico que aún se puede visitar?


Seguramente, la Posta de Yatasto, que se hallaba sobre el camino real que conducía al Alto Perú, en Salta. Pertenecía a une hacienda y se destacaba por contar con un balcón alto y una extensa galería cubierta. Allí se encontraron Juan Martín de Pueyrredón y Manuel Belgrano en 1812, para que éste recibiera el mando del Ejército del Norte.En enero de 1814, los propietarios del lugar ofrecieron una cálida acogida a José de San Martin cuando se dirigía hacia el Norte, y, al mes siguiente hospedaron a Martin Miguel de Güemes cuando éste recibió el cargo de Comandante de avanzadas del Río Juramento.En la actualidad, el lugar está ubicado entre las poblaciones salteñas de Metán y Rosario de la Frontera, y es parte del Museo histórico del Norte.



¿Qué se conserva de 1816 en la Casa de Tucumán?


Por lo pronto, el edificio.

Aunque parte de él fue demolida y luego, en 1943, se lo reconstruyo respetando el aspecto original, en el actual Museo Casa histórica de la Independencia se conserva, intacto, el histórico Salón de la Jura.

En el momento del Congreso, para que éste fuera suficientemente espacioso, se demolió una pared de la casa, que pertenecía a Francisca Bazán de Laguna.

En el museo se atesoran elementos recuperados de la demolición –como ladrillos originales, llaves, clavos y  elementos domésticos y parte del mobiliario. Se destaca el candil que iluminaba la mesa y la Biblia sobre la cual juraron los congresales.

También se exhibe, en préstamo del Complejo museográfico Enrique Udaondo, de Luján, una de las puertas de la casa, adquiridas por un coleccionista en la demolición.

Monumento en el cementerio de la Recoleta. Foto de Elena
 
 ¿Se atesoran armas y trofeos de las batallas?


Bastantes. En el Museo de armas de la Nación, por ejemplo, se destaca el Manco Cápac, un cañón fabricado en 1812 en la fundición de Buenos Aires y utilizado en las batallas de la independencia (según la tradición española, los cañones recibían nombre) Como en todas las guerras, también en aquellas, las banderas y estandartes de los adversarios vencidos constituían trofeos de gran valor.

En el camarín de la iglesia porteña de Santo Domingo se conservan, de las invasiones inglesas, dos estandartes de la Marina real británica, ofrendadas por Liniers a la Virgen del Rosario y dos banderas capturadas al Regimiento 71 de Highlanders. También, dos banderas realistas donadas por Belgrano.

En distintas catedrales de la Argentina descansan los restos de los próceres.

Método para la fabricación y forma de beber el cacao

Método para la fabricación y forma de beber el cacao


Por Thomas Gage. Viaje por Nueva España y Guatemala, publicado en 1648

Ahora voy a exponer el método para la fabricación y composición de esta bebida. El cacao y los otros ingredientes deben batirse en un mortero de piedra o (como suelen hacer los indios) echarse en una piedra ancha que llaman metate y sólo se fabrica para este uso. Pero, primero, todos los ingredientes, excepto el achiote, han de secarse con cuidado hasta ser reducidos a polvo, revolviéndolos para que no se quemen o se pongan negros, porque si se resecan se hacen amargos y pierden su virtud.

La canela y la pimienta roja deben ser los primeros en triturarse con el anís y luego el cacao, que debe molerse poco a poco hasta que esté en polvo. Y mientras se muelen deben revolverse, ya que así se mezclan mejor. Cada uno de estos ingredientes debe batirse aparte y luego echar todos en el recipiente donde está el cacao, esto se revuelve con una cuchara y luego se saca la pasta, que se pone dentro del mortero, debajo del cual debe haber un pequeño fuego, pero si se pone más fuego sólo la calentará y la parte grasienta se evaporará. El achiote debe batirse también para que tome mejor el color.

Todos los ingredientes, salvo el cacao, de deben de machacar, y si se quiere, quitar al cacao su cáscara seca será mucho mejor. Cuando todo está bien batido y mezclado (que se sabrá por su escasez), entonces con una cuchara (así es como hacen los indios) se coge algo de la pasta, la cual estará casi líquida, y se hace en tabletas; o si no, con una cuchara se pone en cajas, y, cuando la mezcla se enfría, se endurece.

Los que lo hacen en tabletas ponen una cucharada de pasta encima de un trozo de papel (los indios lo ponen sobre una hoja de árbol), luego lo ponen a la sombra (pues el sol se derrite) para que se endurezca, y después, dando la vuelta al papel o a la hoja, la tableta cae por el propio peso de la pasta. Pero si se pone en algo hecho de tierra o madera se adhiere fácilmente y no se podrá separar a menos que lo machaquemos o rompamos.

La manera de beber el cacao varía mucho; una de ellas (la que más se usa en México) consiste en tomarlo caliente con atolle, disolviendo una tableta en agua caliente y luego agitándolo y batiéndolo en la taza en donde va a beberse con un molinillo, y cuando está bien batido, convertido en caldo, se llena la taza con atolle caliente y se bebe sorbo a sorbo.

Otra forma de beberlo es el chocolate, disuelto en agua fría, revuelto con el molinillo y la espuma quitada y puesta en otro recipiente, el resto se pone al fuego, con tanta azúcar como haga falta para endulzarlo, y cuando esté templado se añade la espuma que había sido quitada antes y así se bebe.

Pero la forma más normal es tomar una cantidad de agua como la mitad de lo que se pretenda beber, calentarla mucho y añadir una o dos tabletas, o tantas como haga falta para engordar el aguza razonablemente, y machacado con el molinillo; cuando esté machacado y se cubra de espuma, llenar la taza con agua caliente y beberlo a pequeños sorbos (habiéndolo endulzado con azúcar) y tomarlo con alguna conserva o pan de arce untado en el chocolate. Aparte de estas formas, existe otra (que se usa mucho en la isla de Santo Domingo), la cual consiste en poner el chocolate en un recipiente con un poco de agua y dejarlo hervir hasta que se disuelva, y entonces poner suficiente agua y azúcar, de acuerdo con la cantidad de chocolate, y después volverlo a hervir hasta que salga una espuma grasienta y después beberlo.

Bosque de Centroamérica. Foto de Elena

Pero existe todavía otra forma de beber chocolate, que es tomarlo en frío, como hacen los indios en las fiestas para refrescarse, y está hecha de esta manera: el chocolate (que se hace sin ningún ingrediente o con muy pocos) se disuelve en agua fría con un molinillo, le quitan la espuma grasienta que queda arriba en gran cantidad, especialmente cuando el cacao es más viejo y putrefacto, depositan la espuma en un plato pequeño y echan azúcar a la parte donde se quitó, luego la vierten sobre ella desde una altura y así la beben fría. Y esta bebida es tan fría que no sienta bien a los estómagos de todos los hombres por experiencia se vio que era dañino y que causa grandes dolores en el estómago, especialmente a las mujeres.

La tercera forma de tomarlo es la más usada y ciertamente no hace daño, por lo que no sé por qué no se usa también en Inglaterra como en otras partes, tanto caliente como frío, pues tanto como en las Indias se bebe en España, Italia, Flandes (que es un país frío) y a todos les sienta bien. La verdad es que es más usado en las Indias que en Europa, porque allí hay estómagos más propensos a desfallecer, y una taza de chocolate bien preparada conforta y refuerza el estómago. Por mi parte debo decir que lo usé constantemente durante doce años, bebiendo una taza por la mañana, otra antes de la cena y otra entre la nueve o las diez, otra a la hora o dos hora después de la cena, otra entra las cuatro o las cinco de la tarde, y cuando me iba a quedar a estudiar hasta tarde tomaba otra taza hacia las siete u ocho de la noche lo cual me mantenía despierto hasta media noche. Y si por alguna casualidad descuidaba alguna de estas horas acostumbradas encontraba mi estómago desfallecido. Y con esta costumbre viví sanamente sin problemas en esas partes.

Argentina: Mujeres de mayo y otras historias

Argentina: Mujeres de mayo y otras historias

  ¿Quién fue la Amazona de la Libertad? (mujeres de mayo)

Así se la conoce a Juana Azurduy, protagonista de la más conmovedora y triste historia de todas las mujeres de la Independencia. Nació en 1780 y aún era muy pequeña cuando perdió a sus padres. De familia acaudalada, fue enviada por su tía a uno de los conventos más importantes de Potosí. Sin embargo, la expulsaron el mismo día que la descubrieron leyendo la vida de Sor Juana Inés de la Cruz.

Propietaria de campos heredados de su padre, en 1805, se casó con su vecino, el hacendado Manuel Padilla, y compartieron sus ideales independistas. Ayudaron con ganado y caballos a los hombres que había enviado la Junta revolucionaria, lo que les valió que los realistas, después de la derrota de Huaqui, confiscaran sus propiedades. Juana, con sus cuatro hijos pequeños a cuestas, luchó como el más duro guerrero.

Participó en la batalla de las Pampas de Avohúma, en la guerra de las Republiquetas, periodo en el que intervino en, por lo menos, 15 combates. Los indios la adoraban, y las mujeres, siguiendo su ejemplo, se sumaban a la lucha. Astuta como pocas, organizó una emboscada para rescatar a su marido de los realistas. Incluso, sus enemigos habían puesto precio a sus cabezas: diez mil pesos. Mientras tanto, sus hijos iban muriendo de paludismo. Luchó embarazada de su quinta hija hasta pocas horas ante de dar a luz. Fue nombrada teniente coronel después de haber matado a un oficial.

En 1816, ejecutaron a su marido y colgaron su cabeza en la plaza del poblado llamado La Laguna. Aun en condición de fugitiva, no se detuvo hasta conseguir retirar la cabeza de Padilla de ese sitio. Se unió a las fuerzas de Güemes por un lustro. Después, el silencio. Juana Azurduy vivió los 37 últimos años olvidada y en la miseria hasta ser enterrada en 1862, sin honores, en una fosa común.

¿Qué batalla tuvo como coincidencia el cruce de una manga de langostas?


La batalla de Tucumán, ocurrida el 24 de septiembre de 1812, ha sido uno de los acontecimientos más importantes y originales que definieron la Independencia. Los sucesos tuvieron más de un tinte novelesco desde antes de iniciarse la acción. Por empezar, el primer cañonazo de los patriotas asustó al caballo del General Belgrano y lo arrojó de la montura. El humo y la polvareda que levantaban los caballos no permitían ver más allá de un metro.

Una manga de langostas que, cual balas, chocaban contra el cuero de los hombres de ambos bandos terminó de componer el cuadro. Por otro lado, los realistas atacaron avanzando hacia el Norte y los patriotas, de cara al Sur. Es decir que, en caso de retirada, debían huir en dirección al enemigo, o bien hacia atrás y dando un gran rodeo hasta alcanzar la retaguardia. Para colmo, todos usaban uniformes similares. Así, Julián Paz, oficial del ejército de Belgrano, fue tomado prisionero por sus camaradas.

Y su hermano José María se disparó con un soldado que, al preguntar a qué bando pertenecía, respondió “al nuestro”, sumando así más confusión. Ninguna de las balas que ambos dispararon, salieron. Pero llegó el capitán Apolinario Saravia, que al ver el episodio degolló, por las dudas, al potencial enemigo. Sólo después de que estuvo muerto pudieron revisarlo y comprobar, tal vez por los papeles que llevaba encima, que pertenecía a los realistas. El final lo supieron bastante después. Terminada la lucha, nadie sabía con certeza que habían ganado los patriotas.

Monumento a los descubridores en el parque Lezama de Buenos Aires. Foto - Elena

¿Cuál fue el primer combate naval?


Se llevó a cabo el 2 de marzo de 1811 en aguas del Paraná, frente a la ciudad de San Nicolás. Al mediodía, comenzó el terrible bombardeo de la fuerza naval española al mando de Jacinto de Romarate. El comandante patriota Juan Bautista Azopardo intentó sostener su hidalguía durante dos horas. Hasta que no pudo más. Con gran parte del cuerpo quemado y bañado en sangre, apuntó a la santabárbara (donde se guarda la pólvora) para hacer volar el barco y no caer en manos enemigas. No lo logró. Acusado de insurgente, lo enviaron con grilletes a Cádiz.

Por su no alcanzaban los cargos de los realistas, la Junta Grande también lo imputó por mal desempeño. Su encarcelamiento lo privó de participar en los siguientes diez años cargados de gloria de la historia argentina, período en el que padeció tormentos inhumanos en tres presidios de España. Sin embargo, una “Sandalia” lo mantuvo en pie. La familia Pérez Rico solía ir al presidio a visitar a un amigo. Entre ellos estaba María Sandalia, con quien se casó, tuvo un hijo, Luis Antoni María de los Ángeles, y volvió a Buenos Aires. El pequeño Luis Antonio llegó a ser un tenaz soldado del regimiento de Patricios. 

¿Cuándo se usó gas lacrimógeno en la guerra de la independencia? 


La heroica Juana Azurduy tiene, entre sus anécdotas más recordadas, aquella en la que supo combinar de manera perfecta su inteligencia y coraje. El 4 de marzo de 1814, después de vencer a los realistas en la localidad de Tarvita, un grupo de derrotados corrió a refugiarse en el caso de una estancia lo suficientemente bien provista como para atrincherarse. Había que sacarlos cuanto antes de allí, ya que no tardarían en llegar refuerzos enemigos y entonces sí que la situación se pondría difícil. Utilizando lo que habían aprendido de los indios, Juana y su esposo, primero, llenaron bolsas con varios kilos de ajíes.

Después, armaron una estrategia: su marido dirigió un grupo comando que trepó a los techos de la casa, mientras Azurduy, con su batallón mixto, los cubrían desde abajo. Padilla hizo un boquete en el techo, prendió fuego a las bolsas de ajíes y las tiró dentro del refugio. El gas lacrimógeno casero logró su efecto. Los realistas abandonaron la estancia lagrimeando y se rindieron. 

¿Qué derrota fue por culpa de una corneta? 


La peor derrota de Belgrano ocurrió el 1ero de noviembre de 1813 en la Pampa de Vicapugio. Penosa y también confusa, si se tiene en cuenta que la batalla estaba ganada, pero se dio vuelta por culpa de una corneta. Los realistas formaron tres columnas. Dos ya habían sido anuladas. El general Joaquín de la Pezuela supo que todo estaba perdido. Hasta que un clarín llamó a reunión. Los que ganaban pegaron media vuelta, para desesperación de Belgrano y ventaja de los realistas, que aprovecharon para reorganizarse. Una batalla que iba a resolverse en una hora terminó durando tres. El clarín y la altura les habían arrebatado la victoria y la moral. Seis semanas después, los patriotas caerían en Ayohúma. 

¿Quién desobedeció a San Martin en Chacabuco e hizo peligrar la victoria?


Para la batalla de Chacabuco, el 12 de febrero de 1817, San Martín dispuso a su ejército en dos grandes columnas comandadas por los brigadieres Bernardo O’Higgins y Miguel Soler, respectivamente. El plan era que el primero se situara frente a los realistas, a corta distancia, y que cargara cuando recibiera la señal de la vanguardia de los hombres de Soler, quien en minutos irrumpiría desde las montañas en el campo para golpear al enemigo en su flanco. Pero O’Higgins perdió la paciencia y no esperó la señal que anunciaba que la otra columna estaba lista. Atacó más allá de lo establecido. Soler, por su parte, estaba retrasado por una quebrada que no podía atravesar. 

Desde lejos, San Martín observaba cómo su estrategía se debilitaba. De inmediato, alistó a la reserva para que cargara, dirigida por él mismo de manera envolvente. El tiempo apremiaba y se percebía el desequilibro de fuerzas y el desorden que mostraba la tropa del militar chileno. Finalmente, asomó la columna de Soler en las laderas y San Martín ordenó a la reserva que aguardara. La llegada de la fuerza auxiliar resolvió la batalla. Chacabuco fue victoria y abrió el camino hacia la libertad de Chile, pero casi se pierde

Argentina: Notas históricas

Argentina: Notas históricas


¿Qué deporte empezaba a popularizarse?


Hoy puede parecer increíble, pero el fútbol, entonces, no era un juego masivo en 1910. Por empezar, su nombre todavía se escribía y pronunciaba de acuerdo con su origen británico: football.

De hecho, fue importado de aquellas islas. Uno de sus ilustres precursores, el escocés Alexander Watson Hutton (1853-1936), educador radicado en Buenos Aires, en 1893, fundó la Liga del Football Argentina. Este deporte empezó como un juego de elite. El nuevo siglo también dio a luz los primeros grandes clubes. El cuadro nacido con el Centenario, en 1910, es el Club Atlético Vélez Sársfield, hoy Vélez a secas o El Fortín.

Los problemas sociales

En 1909, una bomba anarquista había matado al jefe de la policía, coronel Ramón Falcón. En cuanto a los paros, en 1907, había estallado en Buenos Aires la llamada “huelga de inquilinos”, que dejó como saldo un muerto y numerosos heridos. No todos eran palacios en la Belle Époque; los conventillos, o viviendas compartidas, son otra marca de la época, así como el trabajo no regulado. Las grandes olas inmigratorias se integraron como mejor pudieron a un país que también crecía como podía.

¿Qué música se escuchaba y se bailaba?

En los sectores aristocráticos el vals era el rey de los salones. Si bien esta danza en tres tiempos había estado de moda en la Viena de 1830, en los años inmediatamente anteriores a la Primera Guerra Mundial (1914-1918) gozó de renovada popularidad. Gracias a operetas como La Viuda Alegre, del húngaro Franz Léhar (1870-1948), estrenada en 1905, el vals volvió a ser furor en las grandes ciudades. A nivel estrictamente local, y también popularizado por el teatro, el pericón estaría en boga hasta el Centenario.

Pero la gran novedad sería el tango. De origen mestizo, cruza entre la habanera cubana y en candombe negro, tamizado por músicos criollos o italianos, el tango fue, al principio, marginado por la elite porteña. Pero los ilustres visitantes europeos terminarán por reivindicarlo. En 1913, el tango triunfó en París y entonces fue legitimado en su patria. Entre los tangos de 1910 se destacan Don Juan y La bicicleta, este último de Ángel Villoldo (1860-1919), poeta y músico, el primer gran nombre del tango argentino.



¿Qué se temía que ocurriera ese mismo año?
 
Como ahora, los hombres de 1910 temían la llegada del fin del mundo. En este caso, se debía a un acontecimiento científico  combinado con superstición: el paso del cometa Halley. Descripto y bautizado por el inglés Edmond Halley (1656-1742), este cuerpo celeste es el más famoso de los que se acercan a la Tierra y son visibles a simple vista, cada 76 años (con algún margen de error). Hay registros de sus apariciones tan temprano como en 625 a.C.
 
Y qué aterrador resultaría antaño que cuando se vio en junio de 1456, el “conde Drácula” (Vlad Tepes, príncipe de Valaquia) lo incluyó en una moneda acuñada para sus dominios. En 1910, se lo vería en todo su esplendor el 19 de mayo, es decir, siete días antes de la fiesta. Los más tremendistas, como el francés Camille Flammarion (1842-1925), mezcla de astrónomo y ocultista, predecían el evenenamiento de la atmósfera por los gases emanados de la cola del cometa. Dice la investigadora Beatriz Seibel sobre aquel día 18 en Buenos Aires: “no hay conventillo que no albergue en su patio un último baile”. Por supuesto, el Halley pasó  – y volvió a pasar en 1986 – y aquí estamos… (¿por error, quizás?)

domingo, 8 de abril de 2018

Historia argentina

Historia argentina


¿Qué invento célebre se experimentó en Argentina?

El 30 de septiembre de 1910, el flamante Premio Nobel de Física italiano, Guillermo Marconi (1874-1937), transmitía un mensaje de radio desde la localidad bonarense de Bernal hasta los lejanos Canada e Irlanda.

Marconi había desarrollado la radio telefonía desde 1895 y su nuevo invento, rápidamente universalizado, le valió aquel gran premio en 1909. El propósito de Marconi para visitar la Argentina fue instalar antenas y estaciones potentes que comunicarían América del Sur con Europa. Poco después de este experimento, la radio se impondrá en el mundo como medio masivo de comunicación y entrenamiento.

¿Qué espectáculos se vieron?

Se podría empezar con uno de título mitad homenaje mitad oportunismo: El Centenario, una revista estrenada el 16 de mayo en el porteñísimo Teatro Apolo. Eran sus autores Camilo Vidal (libro) y Enrique Cheli (música).

La Comisión de Festejos del Gobierno compró cinco funciones para regalar al público sin recursos. La revista era un género esencialmente popular y equivalente, junto con el circo, a los más masivos de los programas de entretenimientos de la televisión actual. 

Los protagonistas fueron dos de los fundadores de la revista porteña: Luis Vittone (1881-1925) y Segundo Pomar (1884-1944). En el otro polo, el Teatro Colón, a dos años de su inauguración, presenta el 26 de mayo la ópera Manón.

Una bomba anónima estalló durante la representación y dejó heridos graves. Eran los años de los atentados anarquistas. También, los del nacimiento del cine mudo: el 11 de marzo se estrenó una de las películas pioneras en la ficción cinematográfica nacional: El fusilamiento de Dorrego. Es una de los tantos filmes realizados ese año con argumentos-homenaje.

¿Se conservan muchos objetos relacionados con la revolución de mayo?

En realidad, no demasiados, pero algunos muy significativos. En el Museo del Cabildo, se guardan dos de los bancos donde se sentaron los cabildantes y en el Museo Saavedra, se exhibe la primera proclama que hizo la Primera Junta, fechada el 26 de mayo de 1810.

En cuanto al Museo histórico nacional, éste tiene en su colección un documento muy particular: una invitación al Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810 a nombre de Pedro Díaz de Vivar, en la que el invitado agrega un texto de disculpa de su puño y letra. Dice el hombre que “por aver llovido el 22 no fui al cavildo temeroso de la humedad, y frío”. Añade que cuando se presentó al día siguiente, le dijeron que ya era tarde porque el acta estaba cerrada.

En estos museos se conservan, además, algunos objetos personales de los próceres: en el del Cabildo, un par de candelabros de Domingo Matheu y el tintero de Saavedra, y en el Histórico Nacional, otro tintero y una cigarrera que pertenecieron a Mariano Moreno. Lamentablemente, de allí fue robado hace unos años el reloj de oro de Manuel Belgrano, que era el único objeto de valor que el prócer tenía en el momento de su muerte y entregó al médico Joseph Redhead, quien había cuidado de él en sus últimos tiempos.

Biblioteca nacional de la Argentina. Foto - Elena

Cacao y chocolate

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