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lunes, 9 de abril de 2018

Misceláneas de la Revolución argentina

Misceláneas de la Revolución argentina


¿Quién le ofreció un submarino a la Junta Grande?


Samuel William Taber tenía 30 años, provenía de una familia acomodada estadounidense y era muy creativo. Había llegado a Montevideo en diciembre de 1810 con aspiraciones de comerciante, pero la cause emancipadora lo hizo reflexionar. Él sería alguien muy útil del otro lado del Río de la Plata.

Consiguió una entrevista con miembros de la Junta Grande y allí mismo desplegó los planos de un submarino que había ideado y que serviría para atacar a la flota realista.

Era parecido a una tortuga marina, de madera, con un taladro en su proa para perforar el casco de los buques enemigos y colocarles explosivos. Taber se tenía fe, tanta que costeó los gastos del proyecto.

Con el diseño en marcha, viajó a Montevideo como espía para estudiar el poderío naval realista.

Acusado de sobornar a marinos españoles marchó preso. Lo liberaron dos meses después, y lo obligaron a volver a su país. Tarde para desechar sus ideales, bajó en Río de Janeiro y regresó ansioso para contar su plan a los miembros de la Junta: atacaría con su tortuga marina una fragata y un bergantín españoles usados como depósito de pólvora y amarrados en el puerto de Montevideo. Se trasladó a la Ensenada de Barragán con todo el equipamiento, ya que el bajo calado de las aguas del puerto de Buenos Aires hacía imposible sumergir el aparato.

Ensenada era el destino, pero las partes nunca llegaron. Antes cayó la Junta Grande, y a los miembros del Primer Triunvirato, la idea del ataque les pareció arriesgada. Taber murió en una estancia de Buenos Aires en 1813, y legó todos sus bienes a la Junta Revolucionaria. De los planos y las partes del submarino nada se sabe. Como si se los hubiera tragado el agua.

¿Quién fue Trinidad Guevara?


Fue la actriz más admirada del Río de la Plata a comienzos del siglo XIX. Nació en 1798 en Montevideo, donde debutó como actriz a los 13 años. A los 19, ya era la favorita del público porteños por sus actuaciones en el Coliseo. Sin embargo, por su condición de madre soltera debió enfrentar no pocos agravios. Y en 1821, fue protagonista de un episodio del que dio cuenta toda la ciudad el padre Francisco Castañeda publicó una nota en su periódico El Despertador Teofilantrópico Místico político, en la cual la tildó de “cloaca de vicios e inmundicias”, porque en una representación, la actriz llevaba en el cuello un camafeo con el retrato de su amante.

Aunque el clérigo omitió mencionar su nombre, todo Buenos Aires sabía que se trataba de un hombre casado, Manuel Bonifacio Gallardo, abogado, político y  dueño de un periódico. Ella respondió a la afrenta mediante un volante y, durante varios días, los entredichos continuaron. Éstos se acallaron cuando la actriz reapareció en el teatro, luego de una breve interrupción en su trabajo, y fue aclamada por el público.

¿Qué técnica marcó el progreso en las artes gráficas argentinas?


La litografía, desarrollada por Luis Senfelder en 1796. En la segunda década del siglo XIX, algunos litógrafos europeos instalaron en Buenos Aires sus talleres de impresión de grabados con este adelanto tecnológico. Entre ellos se destacaron el francés Juan Bautista Douville, que en 1827 reprodujo la efigie del almirante Guillermo Brown con tanto éxito que tuvo que hacer una segunda tirada, y el ginebrino César Hipólito Bacle, en cuyo taller llegaron a trabajar una treintena de operarios. La técnica de la litografía fue utilizada por numerosos pintores de la época, algunos de ellos de renombre como artistas de pincel.

Juan Facundo Quiroga en 1831, según una litografía de César Hipólito Bacle

  ¿Qué música clásica se interpretaba y se escuchaba?

 
En la última etapa colonial, en las tertulias se interpretaban partituras de autores clásicos de la época, como Haydn o Boccherini, - ejecutadas con clave o clavecín con acompañamiento de arpa, violín y flauta, y también valses y minués. Luego comenzó a utilizarse el piano y, a comienzos del siglo siguiente, el maestro de música se transformó en un personaje habitual en las familias pudientes, ya que las niñas estaban obligadas a saberlo interpretar, tuvieran o no vocación para ello.

En 1822 se creó la Escuela de Música y Canto de Juan Pedro Esnaola, entonces el más destacado compositor porteño. A sus clases, de costo de un cinco pesos por alumno, comenzaron a concurrir los jóvenes y las señoritas; ellas, a las 11 de la mañana y ellos, a los 5 de la tarde.

Fragmentos de la historia de la Argentina

Fragmentos de la historia de la Argentina

 

 ¿Había navegación de vapor en Buenos Aires?


El primer viaje de un barco de vapor por el Río de la Plata lo realizó el Druid en 1825. Zarpó de Buenos Aires a las once de la mañana con unos cuarenta pasajeros, entre los que se contaban autoridades políticas, comerciantes ingleses y parte de la elite porteña, mientras era despedido por una multitud. Tres de los ingleses, qua ya habían navegado en barcos de vapor en Europa, daban ánimo a las señoras. La navegación fue hasta San Isidro y demandó más tiempo de lo calculado, porque hubo viento y corriente en contra. Por estos motivos, luego de anclar por pocas horas, se emprendió el regreso para llegar al puerto de Buenos Aires a las nueve de la noche. Según la crónica aparecida en el Argos de Buenos Aires, el éxito de este primer viaje fue total. El precio del pasaje de ida y vuelta fue de cinco pesos, que no parecía muy alto dada la importante inversión, pero argumentaba la crónica, un precio menor aumentaría la demanda y contribuiría al acercamiento entre los pueblos.

¿Cómo se veía el cielo del 25 de mayo de 1810?


El 25 de mayo de 1810 fue un día lluvioso. La lluvia también se prolongó durante la noche hasta tal punto que para iluminar la ciudad se tuvieron que abrir las puertas y las ventanas de las casas, y encender candelabros en los zaguanes y habitaciones. No obstante, por encima de aquella capa de nubes, había un cielo estrellado, que hacia el atardecer mostraba a Mercurio y a Venus yéndose por el Oeste. Por el Este, salía Saturno, debajo de Escorpio, para adueñarse de un protagonismo a lo largo de casi toda la noche, que sería re-emplazado, aunque parcialmente, por una Luna menguante aparecida alrededor de la 1:30 de la madrugada en la constelación de Piscis. Ese año tuvo lugar un eclipse de Luna, visible de forma parcial desde Buenos Aires. Fue el 28 de septiembre y duró unas dos horas y media.

Si bien por estas latitudes el estudio del cielo con instrumentos se inició formalmente en 1871 con Sarmiento y la creación del Observatorio Astronómico Nacional, ya en 1740 el jesuita Buenaventura Suárez, considerado el primer astrónomo argentino, escribió un Lunario con pronósticos para el siguiente siglo, que luego fueron confirmados. Por ejemplo, en el eclipse observado en 1816 por Vicente López y Planes y Bartolomé Muñoz. En 1822, con la creación de la Sociedad de Ciencias Físicas y Matemáticas, se incrementaron las observaciones y se planteó la necesidad de establecer un observatorio que permitiera realizar cálculos astronómicos con exactitud, para así determinar “el primer meridiano que debe servir de término de comparación para la geografía del país”. Ese año, también se describió un eclipse de Luna, observado el 2 de agosto en la plazuela de Santo Domingo por “tres observadores con anteojos acromáticos y un sextante de metal, de Lenoir”. Felipe Senillosa y Manuel Moreno, entre otros, fueron estudiosos de estos fenómenos.

Monumento de Garibaldi en Buenos Aires. Foto de Elena

¿Cuáles eran los lugares de reunión?


Para pasear, la Alameda, y para conversar, los cafés. La Alameda se extendía unas tres cuadras por la ribera del Río al norte del Fuerte. En 1804, se limpió el lugar, se plantaron sauces, ombúes et naranjos, y se instalaron bancos y faroles. A partir de entonces, se convirtió en el paseo obligado. Los cafés, por su parte, eran los espacios donde se discutían los sucesos del día, circulaban los rumores, se concretaban amistades y se planeaban conquistas amorosas. El café de Marco – también llamado de Mallcos – tenía dos billares, lo que le daba categoría y atraía a los jóvenes, y en el de los Catalanes, los artistas anunciaban sus funciones.
Posteriormente, aparecieron el de la Comedia que también ofrecía buena comida y hasta el servicio de “envío a domicilio” (proporcionó la última cena a los condenados por el Motín de las Trenzas) y el de la Victoria que fue centro de reunión de gente mayor y adinerada.

¿A quién se denominó la Madre de la Patria?


A María Remedios del Valle, una guerrera – otra más – a la que el reconocimiento le dio la espalda. Era el año 1827, cuando el general Juan José Viamonte la reconoció en la puerta de una iglesia. No tardó en recordar su pasado: había combatido a los realistas como pocas, curó a decenas de soldados, fue valorada por su bravura en la guerra y por su abnegación en las marchas y los campamentos. Para los soldados patriotas era la Tía María. Para los oficiales, la Madre de la Patria. Pero en el momento en el que Viamonte la re-encontró, tan solo era una mendiga que intentaba sobrevivir.
Terminada la Guerra de la Independencia, con su marido y dos hijos muertos en el campo de batalla y un cuerpo doblegado por los castigos y las heridas, no tenía otro recurso. Nunca consiguió una pensión. Viamonte tardó cinco meses en que lo escucharan. Varios legisladores decían que de los excombatientes debía encargarse la Nación y no la provincia de Buenos Aires. Pero la insistencia de Viamonte logró conmover. Prometieron una biografía y un monumento a la Tía María, algo que jamás ocurrió. María recibió algunos sueldos que ayudaron a paliar su indigencia, pero no pagaron la vergüenza de este olvido.

¿Quiénes fueron las damas que donaron armas?


Algunas fiestas de compromiso fueron más originales que otras. Basta con recordar la de Angelita Castelli, celebrada la noche anterior a dar el sí a su prometido, Francisco Xavier de Igarzábal. El lugar elegido para la celebración había sido la casa de su queridísima aliada Remedios de Escalada. Allí, algo más de una decena de amigas decidieron pagar fusiles que estaban demorados en la Aduana porque el Gobierno no contaba con el dinero para retirarlos. Con minucia femenina cada fusil llevó una chapita que rezaba “yo armé el brazo de este valiente que aseguró su gloria y nuestra libertad”, junto al nombre de la donante. Entre las contribuyentes estaban Tomasa de la Quintana (en adelante, suegra de San Martín), Remedios de Escalada (entonces, novia de San Martín), María Eugenia de Escalada (espose de José de María), Nieves de Escalada (futura señora de Oromi), María de la Quintana (soltera y prima de las jóvenes Escalada), Ramona Esquivel y Aldao (mujer de Juan Boqui), Petrona Cárdenas (casada con un hermanastro de Saavedra), la célebre Mariquita Sánchez de Thompson, y, por supuesto, la novia.

Argentina - Episodios históricos

Episodios históricos

 

¿Qué condiciones de vida tenían los esclavos en la ciudad?


Según algunos viajeros, los esclavos de Buenos Aires – la mayoría pertenecía a la familia étnica y lingüística Bantú – vivían en condiciones mucho mejores que en otras regiones de América, ya que se los empleaba, principalmente, para tareas domésticas y artesanales. Se decía, incluso, que las criadas y criados de los jóvenes parecían amigos de éstos, porque compartían todas sus actividades sociales.

Pero no hay que olvidar que eran esclavos y se vendían por 300 pesos. Tampoco, que una de las causas más frecuentes de hospitalización era por los castigos infringidos por sus amos y que las mujeres estaban disponibles sexualmente para ellos, sus hijos y parientes. Las africanas tenían fama de ser buenas amantes y con estas relaciones podían obtener un mejor trato, tanto para ellas como para los hijos que nacían de estos encuentros.

En 1813 se promulgó la libertad de vientres, que implicaba que los nacidos a partir del años siguiente era libertos, es decir que obtenían la libertad luego de pasada su infancia. Hasta entonces, eran cuidados por los amos de las madres y después debían valerse por sí mismos para subsistir, en medio de los prejuicios raciales existentes. Esto les convirtió en una población sumamente vulnerable.

¿Cómo eran los romances?


Aunque España impuso en las colonias une fuerte moral puritana, en Buenos Aires ésta era un poco más blanda. Y en los años de la Revolución, los ideales de libertad llevaron a los jóvenes a no aceptar, por ejemplo, los casamientos impuestos por los padres. Ésta era una costumbre habitual y en los contratos entre las familias se ignoraba por completo el deseo de los contrayentes, especialmente el de las mujeres. Sin embargo, en los registros de la época, se constatan los primeros juicios por disenso, entre los que se encuentra el que Mariquita Sánchez inició a sus padres cuando contaba con sólo 14 años para evitar el casamiento que ellos querían imponerle.

La flor de Buenos Aires. Foto de Elena

 También se asientan demandas de mujeres que habían “perdido el honor” bajo la promesa de un casamiento que después no se cumplió. Y otro aspecto en que influyó la Revolución en los amores se dio en las luchas por la Independencia, durante las cuales las parejas permanecían separadas por períodos prolongados. Era frecuente que ellos, en campaña, recurrieran a la promiscuidad con mujeres ocasionales, y ellas, mientras tanto, encontraban a alguien con quien compartir su soledad.

¿Hubo Montescos y Capuletos del Rîo de la Plata?


Francisco Xavier de Igarzábal, amigo y edecán de Saavedra, se enamoró de Angelita, hija del vocal de la Primera Junta Juan José Castelli, tanto o más morenista que el propio Moreno. Castelli comandaba el Ejercito del Norte en el Alto Perú cuando los jóvenes decidieron casarse. Igarzábal mantenía una buena relación con su familia política, pero la derrota de Huaqui tuvo su efecto colateral. De regreso, Castelle tuvo que dar explicaciones sobre su conducta y en prisión se enteró de los planes matrimoniales de la pareja. Sin dudarlo un instante y sintiendo como hierro caliente la traición de su hija, se opuso a la idea del saavedrista en la familia. Los novios se casaron igual. Furioso, el prócer escribió al Triunvirato desde su celda. Encerraron a Angelita en un convento y desterraron a Francisco, además de darle la baja en el ejército. Pero nadie contaba con la ayuda de su amiga Remedios de  Escalada, hija del influyente Don Antonio. Angelita vivió bajo la custodia de esta familia, el novio volvió a Buenos Aires y en 1812, Catedral mediante, dieron el sí. Fue un final feliz para los que se amaron a pesar de las barreras.

¿Entre las tradiciones patriotas del Norte figura La Emparedada, quién fue?


Se trata de la jujeña Juana Moro, una de las integrantes de la red de espías para el General Güemes. Su atractivo y fuerte personalidad fueron las principales herramientas que la ayudaron a extraer información entre los oficiales realistas. Para lograr sus objetivos llegó a seducir a oficiales del bando opuesto y hasta a disfrazarse de colla y de vendedora de pasteles, entre otras astucias. Tenía 29 años y corría 1814 cuando fue emparedada, esto es: encerrada en su casa con las aberturas tapiadas para que muriera de hambre y sed. Una vecina entusiasta de los realistas, apiadándose de ella, la rescató. Murió casi centenaria.

¿Qué historia encierran las cartas de Guadalupe Cuenca?


Tenía 24 años cuando su marido, Mariano Moreno, se embarcó rumbo a Europa en misión diplomática. Apenas unos días más tarde, María Guadalupe recibió una encomienda con un abanico negro, un velo, guantes de luto y una nota que anunciaba su viudez. Conocedora de los enemigos de Moreno, no le dio importancia al mensaje. Pero lo cierto es que Guadalupe Cuenca inició una saga epistolar que duraría nueve semanas y media, sin saber que su amado había dejado este mundo. “No tengo día más bien empleado que el día que paso escribiéndote”, confesaba en una de sus siete cartas. En ellas reflejó, con algunas expresiones empalagosas y varios errores ortográficos, el pesar que le producía su falta. El prócer murió el 4 de marzo de 1811 a los 31 años, casi con seguridad envenenado, dos días antes de que Guadalupe le enviara la primera carta. En uno de los mensajes le recuerda a su Moreno que tiene una mujer fiel esperándolo. La misma fidelidad que mantuvo durante los 43 años que lo sobrevivió.

Episodios de la historia de la Argentna

Agunos episodios de la historia de la Argentina

 

¿Quién fue el granadero cobarde?


En el regimiento que formaba San Martin existía una nómina de “delitos por los cuales deben ser arrojados los oficiales”. Desde el comienzo, se dejaba en claro la línea: bastaba tan sólo con agachar la cabeza en acción de guerra para ser declarado cobarde. Tal fue la suerte del capitán Pedro Zoilo de Vergara. El 30 de octubre de 1812, durante un adiestramiento, el Libertador le pidió al jefe de una de las cuatro compañías de granaderos que se lanzara como un kamikaze hacia adelante, y así contagiar a la tropa, en vez de sujetar las riendas del corcel. San Martin le reprendió: Capitán Vergara, meta espuelas. Vergara explicó que no era él quien se frenaba, sino su caballo. “Si no sirve para esto, pida su retiro”, gritó Don José, sin reparar en excusas.

El general de San Martin le concedió de inmediato el pedido de baja del cuerpo. Lo re-emplazó el veterano Domingo Albariño, aunque en el combate de San Lorenzo, terminaron dirigiendo las dos columnas el menos experimentado de los capitanes, Justo Bermúdez, y el mayor de los granaderos, José de San Martín. Ambos echaron espuelas y fueron derribados y heridos en aquel glorioso bautismo de fuego.

¿Cuándo bombardearon Buenos Aires?


La noche del 15 de julio de 1811, las naves realistas llegaron desde Montevideo dispuestas al ataque. Eran cinco buques, más algunas naves auxiliares al mando del capitán Juan Ángel Michelena, un criollo ávido de reivindicar el poder español. Pero esa noche no se lució demasiado; a pesar de la cantidad de bombas, hubo apenas un par de porteños lastimados por la curiosidad de arrimarse a la orilla.

Michelena amenazó a la Junta con un inminente ataque cruento, si no abandonaban el sitio a Montevideo. Saavedra no se atemorizó ni un poco. Las donaciones llegaron y se pudo armar una modesta fuerza naval de cuatro pequeños barcos para recibir a Michelena, quien regresó el 19 de agosto de 1812. Pero el ataque fue inofensivo. La marina española no lograba dar en el blanco y el público (mujeres incluidas), desde la orilla, se deshacía en bromas.

En la Gaceta se llegó a escribir que un falucho y una cañonera “se retiraron a acompañar y seguir el fuego de la nave capitana contra los suburbios y los pejerreyes del río” y que “el fuego fue incesante y sostenido por cinco horas contra los pacíficos animales”.

Un edificio - obra del arte, en Buenos Aires, Argentina. Foto de Elena

 ¿De quién era la jabonería de Vieytes?


Era de Nicolás Rodriguez Peña Vieytes sólo cumplía la función de administrador, ya que era un hombre capacitado para llevar adelante el negocio, pero sin recursos económicos. La “jabonería de Vieytes”, entonces, era, en realidad, la “jabonería de Rodríguez Peña”, y pasó a la historia por tratarse de lugar donde se reunieron los revolucionarios que organizaron las jornadas de Mayo. Uno de los tantos sitios que albergaron a los complotados, puesto que las reuniones también se llevaron a cabo en casas particulares.

El costo de la Revolución de mayo


Flete de doce carretillas que condujeron a las Salas Capitulares los esaños de las Iglesias de la Catedral, Santo Domingo, San Francisco y La Merced, y otro igual número de viajes para volverlos a llevar a sus respectivos destinos (24 viajes en total) = 12 pesos.

Velas para los faroles con que se iluminaron los corredores, escaleras y demás habitaciones de las Casas Capitulares el 22 de mayo = 1 peso.

Diez botellas de vino generoso, seis botellas de vino de Málaga, dos pesos de chocolate y trece libras de bizcocho = 21 pesos y 6 reales.

Cera consumida en las Salas Capitulares = 9 pesos.

Obleas para fijar los carteles y bandos publicados por este Excelentísimo Cabildo = 1 peso.

Tres relokes de primera, mandados comprar por el Excelentísimo Cabildo para obsequiar con ellos al capitán, teniente y alférez, de la Compañia de Batallón #3 qui hizo la primera guardia de honor a la Primera Junta = 206 pesos y tres cuartillos de real.

Dinero para gratificar la tropa de dicha compañia = 101 pesos.

Pago al fondero Andrés Berdial por las comidas que dio a los capitulares en los días 23 y 25 = 73 pesos y 6 reales.

Criados que sirvieron con los coches y tareas de cadetería = 18 pesos y 4 reales.

Gratificación a los cincuenta hombres de la partida celadora por el servicio de repartir esquelas y fijars carteles = 51 pesos y 6 reales.

Iluminación de la galería del Cabildo las noches de 23, 24 y 25 = 28 pesos y 6 reales. 

“Según queda demostrado – termina el documento, – esta cuenta asciende a la cantidad de quinientos veintún pesos, cinco y tres cuartillos reales. Buenos Aires, mayo 29 de 1810”

Miscelaneas – historia de la Argentina

Miscelaneas – historia de la Argentina

 

¿Qué industrias tomaron importancia con la revolución? 


Indudablemente, las industrias de la pólvora y las armas. En antecedente científico de la fabricación de pólvora estuvo en la cátedra de Química que Cosme Argerich dictó en 1802. Después de la Revolución, se instalaron tres fábricas y la principal, en Córdoba, fue dirigida por el científico inglés Diego Paroissien (luego, médico del Ejército de los Andes) con el abastecimiento de azufre y salitre traídos desde otros lugares.

La fábrica de fusiles estuvo a cargo, primero, de Domingo Matheu, y después, de Esteban de Luca. En 1816, éste recibió un fragmento de hierro de 730 kilos, para fabricar un par de pistolas destinadas al presidente de los Estados Unidos; este material (un meteorito de Campo del Cielo) lo dejó perplejo, porque no lo pudo reconocer como perteneciente a ninguno de los estados en que se encuentra el hierro en la naturaleza.

En 1822, Manuel Moreno fue quien comenzó a responder su duda: atribuyó el hierro de Santiago del Estero a piedras meteóricas formadas en las regiones más altas de nuestro fluido atmosférico.

¿Ya se pensaba utilizar energía limpias en los comienzos del siglo XX?


No con el criterio que se tiene actualmente. Sin embargo, previamente al ingreso masivo de las máquinas de vapor, era frecuente el uso de la energía hidráulica con fines industriales. San-Martin, para vestir a los soldados del Ejército de los Andes, hizo construir un batán )edificio que alberga una máquina movida por el agua y compuesta por mazos de madera, cuyos mangos giran sobre un eje para golpear y dar consistencia a los paños), un tip de maquinaria que era habitual en España, pero no en América.

Una calle de Buenos Aires, Argentina. Foto - Elena

¿Había publicaciones científicas?


Aunque no existían las revistas dedicadas exclusivamente a la divulgación científica, todos los periódicos del Río de la Plata publicaron noticias sobre temas científicos y tecnológicos. Por ejemplo, en el Telégrafo Mercantil (Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiografo del Río de la Plata, editado por el coronel D. Francisco Antonio Cabello y Meza, abogado de los Reales Consejos, primer escritor periódico de estas Provincias y Reyno del Perú, etc.) fueron noticia algunos descubrimientos de fósiles de mamíferos extinguidos – que se atribuían a humanos gigantes -, se difundió la técnica de la fabricación de cristales en sus páginas, y el naturalista Tadeo Haenke escribió varios artículos.

El Semanario de preocupó “por la difusión de las ciencias aplicables y el cultivo inteligente de la tierra” y La Gaceta, de evidente contenido político, publicó un texto de Aimé Bonpland sobre una muestra de cochinilla, proveniente de Pilar, que el fraile Francisco de Paula Castañeda le había enviado para su evaluación. En 1821 apareció El Curioso, Periódico científico, literario y económico, en cuyo primer número publicó una nota sobre las enfermedades que se padecían en Buenos Aires

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